Actualizado 29/11/2007 17:41

Cruz Roja denuncia que aún queda mucho por hacer en la erradicación mundial de las minas antipersona


GINEBRA, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) resaltó este jueves los "grandes progresos" registrados en los últimos años en relación con la eliminación de las minas antipersona en todo el mundo, con motivo del décimo aniversario de la Convención de Ottawa, que se celebra el próximo 3 de diciembre, pero subrayó que aún queda mucho por hacer en este aspecto.

"En muchos aspectos, la Convención de Ottawa ha sido un éxito resonante", afirmó Philip Spoerri, director de Derecho Internacional del CICR, ya que "actualmente el tratado tiene 156 Estados". De los 50 Estados que en un momento dado producían esas minas, 34 son ahora partes en la Convención, y los Estados vinculados por la Convención han destruido hasta el momento casi 42 millones de minas antipersona. "La lista de logros continúa, y es bastante impresionante" añadió Spoerri.

Sin embargo, remarcó que todavía "queda mucho por hacer" porque 39 Estados aún no han ratificado la Convención y todos los que la han ratificado "deben mantener las promesas a largo plazo que hicieron a las víctimas de las minas", incluida la obligación de eliminación de minas y de asignación de mayores recursos para programas de asistencia y atención de salud.

Además, el CICR recordó que ofrece ayuda a las víctimas de las minas y otros restos explosivos de guerra prestando apoyo a los servicios de atención médica de emergencia y a largo plazo y de rehabilitación física. También promueve medidas preventivas, como la facilitación del acceso sin riesgo a los alimentos, el agua y otros elementos de primera necesidad.

En un comunicado explicó que en Afganistán, por ejemplo, el programa ortopédico del CICR ha prestado ayuda a alrededor de 80.000 personas con discapacidad en los dos últimos decenios, representando los amputados casi la mitad de esa cifra. "Incluso si a partir de hoy no se produjera ningún otro accidente relacionado con las minas en Afganistán, tendríamos trabajo aquí durante los próximos 40 años, prestando ayuda a las decenas de miles de víctimas de las minas que ya existen", indicó Spoerri.

"Además, las minas son sólo uno de los tipos de armas que siguen matando después de terminados los conflictos. El costo en términos de vidas humanas de las bombas de racimo, en particular, que son armas de consabida imprecisión y no fiables, es un apremiante problema que requiere acción urgente en el plano internacional", consideró.

En su opinión, el décimo aniversario de la Convención sobre la prohibición de las minas antipersona es el "momento adecuado para que los Estados examinen con gran atención el mortal legado de todas las armas que siguen matando después del cese de los conflictos y adopten un genuino compromiso orientado a poner fin a ese legado".