MADRID, 11 Sep. (EUROPA PRESS) -
Si independizarse en una ciudad como Madrid resulta difícil, hacerlo cuando se tiene una discapacidad intelectual es casi imposible. Sin embargo, la Asociación para la atención de personas con discapacidad intelectual ligera e inteligencia límite (ADISLI) ha permitido a María y Luis, dos personas con discapacidad intelectual, compartir vida en un piso supervisado y ser "protagonistas de su propia vida".
Para María, estudiante de 35 años de edad, hace ocho meses "hacer un huevo era como hacer una casa en dos días", confiesa mientras lava los platos en la cocina. Ahora, con el apoyo de dos educadores sociales no depende de la ayuda de sus padres y puede vivir de manera independiente. "Ellos deciden que les apetece hacer en cada momento y cómo", subraya Itziar, educadora social del piso.
Por su parte, Luis, ordenanza de 40 años de edad confiesa que solo se vive "mucho mejor" porque no tiene "sobre todo siempre encima" a su madre, pendiente de que se pinche el dedo durante el día porque es diabético. Aunque reconoce que, de momento, necesita a una persona para que le asista, se muestra esperanzado de cara a que "algún día llegue" el día en que pueda vivir de manera autónoma.
CON LA TELEVISIÓN, "HAY PELEA".
Lo que más les cuesta es "ponerse de acuerdo" con las tareas de casa o con los turnos para ver la televisión, para ello la casa cuenta con un tablón horario que reparte las obligaciones y que siguen con la ayuda de Itziar y Sergio, educadores sociales que les atienden a partir de las 17 de la tarde, cuando llegan a casa normalmente.
"Hay problemas con la televisión porque aquí el don juan quiere ver el futbol", protesta rápidamente María que quiere ver las noticias para saber "lo que pasa por el mundo", aunque Luis, que es "socio de tribuna del Madrid", reclama que tan sólo ve el futbol "cuando le dejan".
¿Y qué pasa cuando coinciden el fútbol y las noticias?, pues que "hay pelea", como asegura Maria, "pero al final se soluciona, porque todo tiene solución en la vida". "Nosotros solos nos ponemos de acuerdo", confiesa Luis.
En medio de la entrevista, suena el teléfono, la madre de Luis pregunta por él porque "se ha escapado de casa sin avisarle", le reprocha Itziar. "Me he levantado de la cama y me he ido porque no quería despertar a nadie", se justifica Luis, que vivía hasta hace poco, como María, con sus padres. "Otras personas tendrían que aprender de nosotros", asegura orgulloso ahora que ya sabe cocinar, aunque fregar no le gusta "nada de nada".
La educadora social y responsable del piso supervisado, Itziar, destaca que cumple la "función de apoyo en todo lo que es la vivienda", pero que María y Luis son "dos personas jóvenes que comparten piso y que muchas veces tienen la iniciativa de ver una película o ir a dar un paseo", como un par de compañeros de piso corrientes.
En la actualidad, el piso tiene dos habitaciones libres más, ADISLI pide para los nuevos inquilinos que sean socios de la organización, "lógicamente" que tenga una discapacidad intelectual y que "quiera ir al piso voluntariamente". "Es ante todo un miedo a lo desconocido porque van a tener que hacer las cosas por si mismo sin una madre que les ayude", opina.
"La idea en un futuro es que sean más autónomos", subraya Itziar, para que puedan llevar, de aquí a unos años, "las riendas de su vida" gracias a un proyecto que financia la Fundación Vodafone y RENFE.