VALENCIA 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Valencia, monseñor García-Gasco, asegura en su carta de esta semana que la asignatura de Educación para la Ciudadanía suscita "incertidumbres por motivos de fondo, empezando porque no nace del consenso, tan útil y eficaz en cuestiones que afectan a la verdadera educación". "No nos dejemos engañar por maniobras que se presenten con buenas palabras y argumentos engañosos", reclama.
Además, el prelado exhorta, en referencia a la asignatura, a que "no nos dejemos engañar por maniobras que se presenten con buenas palabras y argumentos engañosos" y recuerda que el Estado "no puede ser el primer educador, porque la captación del bien humano es propia de las personas, de cada persona, de cada corazón, y no atributo de las leyes ni de la función burocrática". Ante ello, reitera que las familias cristianas "deben ser un ejemplo en la transmisión de los valores y en la educación, de la que no pueden hacer dejación".
En otro pasaje de su carta, el arzobispo de Valencia afirma que los católicos "hemos de ser ejemplo del papel celular e indivisible del núcleo familiar, que no puede renunciar a su función educadora", y expresa que "hoy más que nunca, el compromiso de los católicos con la familia conlleva la responsabilidad de educar día a día a los hijos, en cuestiones que afectan al comportamiento y a la moral, a lo que está bien y a lo que está mal".
La educación que debe impartirse en las escuelas públicas y privadas, añade monseñor García-Gasco, "no puede ser una coartada para que el Estado llegue a invadir parcelas que corresponden a la moral personal, en contra de las creencias de los propios padres, pues así está garantizado en el gran pacto que supuso la Constitución de 1978, y cuya vigencia y aplicación de forma reiterada he defendido".
Por otra parte, el arzobispo de Valencia alerta en su carta de la existencia de "signos claros en nuestro país de un movimiento de laicismo radical, que pretende silenciar todas las manifestaciones religiosas, negando no sólo la libertad de expresión en cuestiones sociales, sino también en la dimensión moral y de promoción de los valores humanos". A este respecto, subraya que "el laicismo radical acaba desembocando en una pseudo-religión, que necesita fabricar su propia moralidad y un sistema de creencias sin Dios. Se trata de una religión atea".
Igualmente, en su carta de esta semana, que titula "El amor de Dios, raíz de las virtudes cristianas", monseñor García-Gasco considera que "en la sociedad actual, algunos contemporáneos que viven de forma superficial y banal se encuentran desengañados del amor, y de su propia vida que acaban encontrando vacía". Según el prelado, "los profundos vínculos de amor generan profundos motivos para vivir, mientras que una concepción banal de las relaciones acaba banalizando la propia vida".
De igual modo, el arzobispo de Valencia afirma que hoy, en España, necesitan de un auténtico compromiso de amor "tanto los inmigrantes que requieren acogida, como los que no tienen trabajo, los que están solos, los jóvenes amenazados por las redes de quienes explotan con la prostitución, las mujeres humilladas y atemorizadas por la violencia doméstica, los que no tienen casa, los que han caído bajo el engaño de las adicciones, los que encuentran dificultades para fundar una familia, para abrirse a la vida y aceptarla incondicionalmente, así como muchos seres humanos que en la fase inicial de su vida se ven desprotegidos por las leyes".