Actualizado 12/06/2012 19:34

Hetaira denuncia la "doble moral" de Interior, que "quiere quitarse la prostitución que se ve" pero no abolir la trata

MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -

El colectivo Hetaira de defensa de los derechos de las prostitutas considera "indignante" que el Ministerio del Interior quiera multar la prostitución de calle y opina que se trata de un juego de "doble moral" porque "quiere quitarse la prostitución que se ve" pero no luchar realmente contra la trata de mujeres.

Así lo ha señalado la portavoz del colectivo, Cristina Garaizabal, en declaraciones a Europa Press, para incidir en que se trata de una medida que "atenta contra los derechos humanos de quienes ejercen la prostitución por decisión propia, algo que no es delito en este país".

"Es una medida de doble moral totalmente. Lo que quieren es quitarse la prostitución que se ve", ha asegurado.

Según ha explicado, Hetaira "siempre ha reconocido que la prostitución que capta su clientela en espacios públicos plantea problemas de convivencia", y frente a esta realidad ha venido reivindicando "que se negocien espacios donde se pueda trabajar tranquilamente".

"Lo que están haciendo no es luchar contra la trata, sino atentar contra la prostitución que mayoritariamente se ejerce de manera autónoma y obligar a esas personas a irse a los clubes y sitios cerrados donde, normalmente, les ponen unas condiciones abusivas porque tampoco hay ninguna legislación que reconozca y regule estas relaciones laborales, ya que niegan que la prostitución sea un trabajo", ha añadido.

En este sentido, ha indicado la pugna que mantienen Madrid y Cataluña por convertirse en sede del complejo de juego Eurovegas, que a juicio de Hetaira "facilitaría la apertura de grandes prostíbulos, donde las mafias podrían campar a sus anchas parapetadas en sociedades anónimas". "Es sospechoso", ironiza la organización.

Por último, Garainzábal destaca que perseguir la prostitución callejera "no solventa los problemas que padecen las trabajadoras del sexo sino, que las discrimina y empeora notablemente las condiciones de trabajo" porque, según afirma, "al criminalizarles se les obliga a trabajar clandestinamente, con tratos rápidos y teniendo que desplazarse a lugares ocultos y, en consecuencia, más peligrosos".