Actualizado 15/03/2007 00:57

Inmaculada Echevarria sufría desde los 11 años una distrofia muscular progresiva y pasó los 21 últimos sin moverse

MADRID, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -

Inmaculada Echevarria, la mujer que desde los 11 años sufría una distrofia muscular progresiva que la mantenía unida a un respirador artificial, falleció esta noche el Hospital San Juan de Dios de Granada, donde fue trasladada esta misma mañana a petición de la Clínica privada de San Rafael, en la que fue atendida durante los últimos 10 años de su vida.

Inmaculada falleció a las 21.00 horas al serle retirado el respirador artificial que la mantenía con vida, según informó en un comunicado la Delegación Provincial de Salud de Granada. Previamente, el equipo asistencial que la atendió en los últimos momentos de vida le proporcionó la asistencia sanitaria necesaria para garantizar que el proceso de retirada se produjera sin dolor.

De este modo, la paciente ha visto cumplida así la petición que realizó el pasado 21 de noviembre mediante escrito dirigido al equipo médico responsable de su atención, y a la Consejería de Salud, para la suspensión del tratamiento con ventilación mecánica que venía recibiendo en los últimos 10 años en el Hospital San Rafael de Granada.

El Consejo Consultivo de Andalucía (CCA) dictaminó el pasado 28 de febrero que su caso era una limitación del esfuerzo terapéutico negativa y "adecuada a derecho", por lo que consideró que la actuación de los profesionales sanitarios que procedieran a la desconexión del aparato de ventilación mecánica no podía considerarse "punible".

El Consejo Consultivo sustentaba su dictamen tras analizar la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente y determinar que "la idea capital subyacente" es que las prestaciones sanitarias "no se pueden imponer contra la voluntad del paciente que, consciente y libremente, las rechaza, aunque se trate de una situación de riesgo para la vida". La misma resolución agrega que la citada ley exige requisitos dirigidos a asegurar la manifestación "autónoma, libre y consciente" de la voluntad del paciente, añadiendo ciertos requisitos y deberes, acordes con la relevancia de las decisiones adoptadas en este ámbito y exigibles también por razones de seguridad jurídica.

El Consejo entendía que se trata de una petición "amparada por el derecho a rehusar el tratamiento", al tiempo que recuerda que, si bien el Convenio de Oviedo sienta como regla general el consentimiento libre e informado del paciente para la práctica de una intervención en el ámbito de la sanidad, el mismo consentimiento puede ser retirado libremente --por el paciente-- en cualquier momento.

Un mes antes, la Comisión Autonómica de Ética e Investigación Sanitarias de Andalucía emitió un informe al respecto, opinando que la solicitud de la paciente puede encuadrarse como un "rechazo del tratamiento", expresado como "revocación" del consentimiento previamente emitido para recibir tratamiento de soporte vital mediante ventilación mecánica.

Inmaculada estuvo ingresada hasta hoy en la Clínica Privada de San Rafael de Granada, adscrito a la Orden de San Juan de Dios, pero esta misma mañana se autorizó su traslado al Hospital San Juan de Dios ante la negativa de la citada clínica a asumir la responsabilidad de que la desconexión se realice en sus instalaciones.

DEFENSORES Y DETRACTORES

Inmaculada Echevarria nació hace 51 años en Navarra y desde los 11 sufría una enfermedad que le llevó a perder la movilidad casi en la totalidad de su cuerpo desde los 30 años. Los últimos diez años estuvo postrada en la cama del hospital San Rafael y tan solo podía mover los dedos de las manos y de los pies.

Asimismo, perdió la musculatura en la cara y en la lengua aunque aun podía relacionarse mediante el lenguaje con dificultades. Además, hace nueve años, los médicos le practicaron una traqueotomía a partir de la cual quedo de por vida unida a un respirador.

Su decisión personal de ser desconcertada del respirador que la mantenía con vida ha contado con el apoyo desde el primer momento de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD). No obstante, se ha tenido que enfrentar, en primer lugar, a su propio hijo, de 26 años, que no compartía la decisión de su madre.

Asimismo, diferentes miembros de la Iglesia Católica también han mostrado su rechazo a esta decisión. Así, el cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, manifestó, al ser preguntado acerca de la decisión del Consejo Consultivo de Andalucía (CCA) de aprobar la desconexión del respirador que la mantenía estar "abiertamente en contra de todo tipo de pena de muerte, tanto la legal como la autoadministrada".

Amigo Vallejo detalló que, desde su fe cristiana, "respeta la vida y la inviolabilidad de la persona desde el comienzo de su existencia hasta su muerte natural" incidiendo en que "ni siquiera uno es dueño de eso". En ese sentido, explicó que lo que le "entristece" es que una persona "pueda morir desesperada y sin salida", al tiempo que incidió en que "eso es lo que hay que evitar entre todos"

En la misma línea, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal y arzobispo primado de Toledo, monseñor Antonio Cañizares, aseveró que la eutanasia es "siempre ilegítima" y "un atentado contra la dignidad y la vida humana".

Monseñor Cañizares aseguró que desconectar a una persona de un aparato que entra dentro de las "medidas normales" es "sencillamente admitir la eutanasia y que el hombre puede quitarse la vida". A su juicio, la eutanasia "siempre es un mal y algo que atenta contra el hombre, su vida y su dignidad".