Actualizado 17/02/2009 19:44

Más de 2.000 civiles murieron en 2008 en Afganistán, un 40 por ciento más que durante 2007

La UNAMA denuncia que casi el 40 por ciento de las víctimas murieron a manos de las fuerzas militares internacionales


MADRID, 17 Feb. (OTR/PRESS) -

Al menos 2.118 civiles murieron durante 2008 en Afganistán, lo que supone un incremento de un 40 por ciento con respecto a las 1.523 muertes de civiles que se registraron a lo largo de 2007, según anunció la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA), que precisa que más de un 50 por ciento de las muertes se produjeron a manos de los insurgentes, aunque también anota que casi un 40 por ciento son resultado de las fuerzas militares internacionales.

"Este patrón inquietante exige que las partes involucradas en el conflicto tomen todas las medidas necesarias para evitar la muerte de civiles", según el informe anual publicado hoy por la UNAMA, un análisis orientado a la identificación de tendencias así como a la creación de medidas necesarias para adelantarse a las bajas civiles y mejorar su protección en Afganistán.

La mayor parte de las bajas civiles, el 41 por ciento, se dio en el sur del país, una zona donde se han producido los peores enfrentamientos en varias de sus provincias. También se han dado cifras de muertes elevadas en las regiones del sureste, un 20 por ciento, del este y el centro, un trece por ciento ambos y de la zona occidental, con un nueve por ciento.

El 55 por ciento, es decir 1.160 personas, de la cifra total de muertos se atribuye a 'elementos antigubernamentales', mientras que un 39 por ciento, lo que supone 828 muertes, se debe a las fuerzas militares internacionales y a las fuerzas de seguridad de Afganistán, consideradas fuerzas progubernamentales.

Las muertes provocadas por la oposición armada representan un incremento de un 65 por ciento con respecto a las cifras de 2007, y la gran mayoría, un 85 por ciento, murieron como resultado de los ataques de terroristas suicidas y artefactos explosivos, según el informe.

"El año 2008 también vio un cambio en el patrón de los ataques realizados por la oposición armada, en zonas residenciales, de gran concentración u otras similares, con un desprecio aparente por el daño extensivo que causan a los civiles", señala la organización. "Los insurgentes también han persistido con una campaña de intimidación que incluye la ejecución sumaria de los sujetos que se perciben asociados con, o apoyados por el Gobierno y sus aliados", según la UNAMA, que anota que los ataques de la insurgencia se realizan ahora bajo la forma de guerrilla, ataques asimétricos y asesinatos.

Entre las víctimas hay profesores, estudiantes, médicos y trabajadores sanitarios, así como ancianos tribales, ex policías y personal militar. Las escuelas, especialmente las femeninas, permanecen bajo ataques cada vez más seguidos y, de esta forma, miles de estudiantes, especialmente niñas, se ven privados del derecho básico de la educación.

ATAQUES AÉREOS

Los ataques aéreos son responsables del mayor porcentaje, un 64 por ciento, de las muertes de civiles atribuidas a fuerzas progubernamentales en 2008. "Las incursiones nocturnas, que en ocasiones provocan la muerte o heridas de civiles, son motivo de preocupación continua y motivo de resentimiento en muchas comunidades", advierte la UNAMA.

El relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, el profesor Philip Alston, anotó el pasado mes de mayo que las muertes a manos de las fuerzas progubernamentales que más suscitan el cuestionamiento de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario Internacional son las que se producen durante las incursiones nocturnas.

La conducta mostrada hacia las mujeres durante los registros, a menudo contraviene las costumbres locales y provoca el enfado de las comunidades locales. También hay factores como el comportamiento agresivo, el lenguaje ofensivo, apuntar con armas a los miembros de la familia, dañar las propiedades, el uso de perros y los presuntos robos de posesiones. Estas búsquedas inapropiadas pueden provocar un aumento del apoyo hacia la insurgencia o hacia los distintos elementos antigubernamentales, señala el informe.

REDUCCIÓN DEL ESPACIO HUMANITARIO

Al menos 38 trabajadores humanitarios murieron en 2008, el doble que en 2007. Además, otros 147 fueron secuestrados, al menos 70 convoyes humanitarios y 63 complejos fueron atacados. A finales de 2008, el 'espacio humanitario' se ha reducido considerablemente, ya que en la actualidad, grandes partes de las regiones del sur, suroeste, sureste y este, entre otras, están clasificadas como "un medioambiente hostil y de riesgo extremo" para las operaciones humanitarias.

Mientras el conflicto se intensifica, los civiles tienen que afrontar el sufrimiento del enfrentamiento. Además del brusco incremento de muertes de civiles, los grupos vulnerables sufren en términos de destrucción de infraestructuras vitales, pérdida de ingresos y la ganancia de oportunidades, además del deterioro en el acceso de los servicios esenciales.

En este sentido, la ONU señala que permanece profundamente preocupada por el alto coste que el conflicto armado está teniendo sobre los civiles. "Aunque las fuerzas internacionales han realizado varios cambios a las directivas tácticas, aún se necesita hacer más para evitar la pérdida de vidas inocentes. Los afganos están, justamente, pidiendo una mayor responsabilidad así como medidas preventivas para salvaguardar las vidas de los civiles", subraya la UNAMA.

"El Gobierno de Afganistán tiene una obligación y una responsabilidad, asegurar la ley y el orden a través de todo el territorio de Afganistán, lo que significa que tiene la obligación y la tarea de reforzar las leyes del país sujetas al Derecho Internacional", afirma la UNAMA, que también reconoce las dificultades a las que se enfrenta el Gobierno afgano y las fuerzas militares debido a las condiciones de seguridad y a la naturaleza del conflicto.

EL CONFLICTO NO CESA

El conflicto armado en Afganistán, señala este organismo de la ONU, aunque puede haberse hecho esporádico después de la expulsión del régimen talibán en 2001, nunca ha desaparecido del todo en algunas zonas del país. Desde 2005, la situación de la seguridad y las operaciones de las fuerzas progubernamentales abarcan cada vez más zonas del país.

En relación con las fuerzas militares internacionales, las operaciones se realizan normalmente entre las fuerzas militares afganas y contingentes de fuerzas internacionales. Frecuentemente, las fuentes de información no son capaces de distinguir entre los diferentes elementos de estas fuerzas y las diferentes cadenas de mando para que se pueda atribuir una responsabilidad específica en los incidentes.

En algunos casos no es posible determinar que autoridad gubernamental o militar es responsable de una operación militar particular, y éste ha sido el caso incluso en incidentes donde se realizan investigaciones al más alto nivel de las diferentes estructuras de mando. "Las abstrusas cadenas de mando y la consecuente ausencia de cualquier responsabilidad, así como las realizadas por agencias gubernamentales sin identificar, promueve una cultura de impunidad e impacta negativamente en las percepciones de la legitimad de la presencia de las fuerzas militares internacionales en Afganistán", lamenta la UNAMA.