Actualizado 28/06/2007 17:02

Más del 80 por ciento de las abuelas considera "un placer" cuidar a sus nietos

MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -

El 82 por ciento de las abuelas considera que cuidar de sus nietos constituye "ante todo un placer", la mitad de ellas dedica "más de cuatro horas diarias" a esa labor y "desarrollan estrategias para compensar sus limitaciones de tiempo", según el estudio 'Las abuelas como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y futuro', financiado por el Instituto de la Mujer.

El estudio, llevado a cabo entre 600 mujeres por Rosa Mª Peris, profesora del departamento de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, analiza el cuidado de las abuelas como "mecanismo de conciliación entre carreras laborales y vida familiar" y confirma "el predominio de la línea materna en la función de abuela cuidadora", aunque cuatro de cada diez "cuidan también a la descendencia de sus hijos varones". Además, la actividad es "muy intensiva", con "más de cuatro horas diarias". El 64,4% de las abuelas cuida a un nieto, el 26,3% a dos y el 3,5% a más de tres.

Más de la mitad de las abuelas acompaña a los nietos al colegio o a la guardería, afirma el estudio, que señala que el 93% de las abuelas proporciona comida a los nietos, principalmente a la hora de la merienda, y más de la mitad también al mediodía. El 16,5% proporciona a sus nietos las dos comidas principales del día.

La tercera parte de las abuelas cuida de sus nietos de una forma "similar a un horario partido". En la mayoría de los casos (84,2%) las abuelas se ocupan de los nietos a causa de las "restricciones que imponen los trabajos de los padres y madres". Según las conclusiones del estudio, "todo indica que el principal motor de la ayuda es precisamente la situación de necesidad". La sexta parte de las abuelas aduce otros motivos, lo que "podría reflejar la incidencia de otras causas del cuidado, como el aumento de la monoparentalidad o los problemas sociales de los padres". En todo caso, un 9% de las abuelas concibe su actividad "como una obligación", y otro 9% "tiene una visión más ambigua".

Las abuelas españolas "no suelen contar con demasiada ayuda de otros agentes", señala el estudio, que añade que "la mayoría no cuentan con ayuda remunerada ni con la ayuda de sus cónyuges" en el desempeño de las tareas, así como que "sólo unas nueve de cada cien abuelas tiene ayuda remunerada". La ayuda de las parejas tiene mayor repercusión, ya que "el 60,5% de las abuelas casadas cuenta con la cooperación de su cónyuge".

El 59% de las abuelas viven en las proximidades de sus nietos, una quinta parte vive lejos y una proporción similar a una distancia media. Dos terceras partes de las abuelas ven además a sus nietos los fines de semana. Una quinta parte de las abuelas "acusa el cansancio que implica la actividad". Más de la mitad de las abuelas afirma que "les gusta cuidar a los niños y que no les cansa en absoluto", mientras que el 41,5% "acusan la sobrecarga".

Dos terceras partes de las abuelas no experimentan restricciones a su libertad como consecuencia de su implicación en la crianza de sus nietos. Además, "más de la tercera parte de las abuelas prefiere seguir cuidando personalmente de los niños aun cuando los padres pudieran hacerlo por sí mismos".

La edad aumenta la probabilidad de ser cuidadora de más de un niño. "La situación de las mujeres mayores de 75 años parece especialmente delicada", afirma el estudio, ya que "son las más mayores y las que más probabilidades tienen de tener a su cargo a más de un niño e incluso a más de dos".

En las ciudades más grandes, "las abuelas invierten más tiempo en el cuidado de los niños, preparan más comidas y cuidan más fuera de su propia casa", mientras que en las más pequeñas "la actividad es menos intensiva y parece bastante más integrada en la vida de las mujeres".

El estudio entre mujeres que residen en grandes ciudades y coronas metropolitanas de seis provincias españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Valladolid y Vizcaya. El perfil medio es el de una mujer casada, con una edad media cercana a los 61 años, que ha completado al menos la primera etapa de los estudios secundarios, con un estado de salud más que aceptable y con un elevado grado de satisfacción en la vida.