Actualizado 05/06/2007 14:24

La mayoría de los pederastas se rehabilitan, aunque hay porcentaje de casos "incurables", según el autor de 'La Bestia'


MADRID, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -

"La mayoría de los pederastas se rehabilitan con terapia, pero hay una pequeña parte de casos incurables", según afirmó hoy el periodista sueco Anders Roslund, autor, junto al trabajador social Börge Hellström, de la novela 'La Bestia', una historia que plantea un debate sobre el ajusticiamiento de este tipo de delincuentes.

Editada por Planeta, la obra cuenta la historia de un padre que decide asesinar al violador de su hija, un pederasta reincidente fugado de prisión, en una iniciativa que desata toda una serie de manifestaciones sociales de violencia contra otros supuestos explotadores sexuales.

En declaraciones a Europa Press, Roslund, que ha trabajado durante ocho años en programas de investigación para la televisión nacional sueca, explicó que la obra es fruto de su experiencia profesional con todo tipo de delincuentes peligrosos así como con las personas que se ocupaban de ellos. Un bagaje que, en este caso, le ha valido para trazar "desde el interior" el perfil psicológico de todos los protagonistas.

La aportación de Böll tiene raíz en su historia personal. Fue víctima de abusos sexuales cuando aún era un niño y aquello, según afirmó, supuso un cambio en su vida, que derivó hacia las drogas y la delincuencia. Cumplió condena en dos ocasiones, lo que le introdujo en la jerga de la cárcel y su funcionamiento interno lo suficiente para reflejarlo en la novela. De hecho, expresó, "conocí a muchas de las personas que aparecen retratadas en el libro".

Entre ambos, han trazado el perfil del pederasta como un hombre, "generalmente lo son", de mediana edad, "incapaz de controlar sus sentimientos y sus impulsos" que "no obedece a ninguna regla" y actúa "para tener poder y control sobre su propia ansiedad". Se trata, según apuntó Böll, de "un enfermo mental muy difícil de rehabilitar" dadas sus "pulsiones sexuales".

Sin embargo, "si se trabaja desde la adolescencia, puede hacerse", apostilló Roslund, quien explicó que "no siempre es fácil detectar a los agresores sexuales cuando aún son jóvenes" pero es importante "trabajar con los adolescentes" para actuar en el momento en que se evidencia un caso.

Respecto a las víctimas, Böll incidió que ante una situación así "sólo tienes dos opciones, hundirte o desatar tu ira", exactamente los mismos parámetros en que se debate Fredrik, el protagonista de la novela, de cuya motivación se habla en términos de "defensa propia" porque "en realidad lo suyo no es una venganza, quiere asesinar al pederasta para proteger a las niñas que, tarde o temprano acabarán siendo sus víctimas" porque, en el mejor de los casos, cumplirá condena y, después, saldrá en libertad, apuntó.

"El problema es hasta qué punto en una sociedad democrática se puede consentir" tanto el ajusticiamiento por parte del padre, como el riesgo de reincidencia del pederasta al término de su condena, plantean los autores, que preguntan al lector si la vida del asesino vale más o menos que las vidas de las posibles víctimas.

"Yo, si hubiera sido Fredrik, habría hecho lo mismo", confesó Roslund, que manifestó su sorpresa por la posición de Böll, a quien "no preocupa en absoluto el bienestar o malestar del pederasta" porque no tiene "ningún interés en saber nada de esa gente" ni tiene deseos de venganza. "Las cosas se ven de otro modo cuando no eres directamente la víctima", afirmó el periodista.