Actualizado 23/07/2008 16:34

MSF hará llegar "alimentos terapéuticos" a los niños que sufren desnutrición

Reclama que la comunidad internacional colabore en la atención de esta emergencia médica, que afecta a 20.000 niños en el mundo


MADRID, 23 Jul. (EUROPA PRESS) -

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha presentado este miércoles una campaña contra la desnutrición infantil, con el objetivo de hacer llegar alimentos Terapéuticos Listos para Usar (RUFT), destinados a paliar las necesidades nutricionales de la primera infancia, a los 20 millones de niños que sufren este problema, así como concienciar a los gobiernos para que cambien el tipo de ayuda que se destina a estos niños.

Según manifestó el responsable de la Campaña contra la Desnutrición Infantil de MSF, Carlos Ugarte, la situación de estos menores es una emergencia médica, ya que entre los 3 meses y los 2 años experimentan un rápido crecimiento que demanda nutrientes a los que no pueden acceder, básicamente alimentos de origen animal como huevos y leche, debido a la subida del precio de los alimentos.

En este sentido, destacó que este alimento terapéutico supone una ventaja en la lucha contra la desnutrición, ya que contiene los 40 micronutrientes necesarios en las primeras etapas del desarrollo del niño. Además, subrayó que mientras que las harinas que se envían habitualmente han de cocinarse con agua, este alimento no, por lo que se evita el riesgo de contaminación bacteriana.

Otra de las ventajas es que ya no es necesario ingresar a los niños desnutridos, porque, salvo en el caso en el que acuden con una enfermedad añadida, se les puede tratar en casa tras haber permanecido en un centro de estabilización hasta comprobar si reaccionan al tratamiento.

La responsable médica de la intervención nutricional de MSF en Etiopía, Cristina Bosch, explicó que "antes el niño debía estar hospitalizado en un centro durante un largo tiempo, pero este alimento permite curar la malnutrición de manera ambulatoria". "En África las familias son muy extensas y no pueden dedicar tanto tiempo a permanecer en el hospital", añadió.

A su vez, Bosch apuntó que debido a que los menores malnutridos tienen su sistema autoinmune alterado, también se realiza un seguimiento y se les administran vitaminas y antibióticos, y se les desparasita.

Ugarte añadió también que un bebé entre los 6 meses y los 2 años desarrolla el 80 por ciento del cerebro, y esto depende del alimento que recibe en su dieta. "Una de las consecuencias de la desnutrición aguda severa cuando el niño sobrevive es que le queda un retraso durante el resto de su vida", explicó.

AYUDAS ESPECÍFICAS

Por otro lado, el responsable de la campaña indicó que no se trata de un problema de hambre, sino de desnutrición, por lo que destacó que una ayuda tradicional no evita que mueran 10.000 niños de media al día. "Un niño puede tener la tripa llena porque recibe una papilla de algún tipo de cereal, pero su organismo no recibe los nutrientes que necesita. Uno de los síntomas claros de la desnutrición aguda severa es la consumición de sus propios tejidos", explicó.

Por ello, Ugarte señaló que es necesario cambiar la política de ayudas, y adaptar el tipo de alimento que se envía a las necesidades de esta parte de la población. "Estudios en nutrición descubrieron que la harina de soja contiene un componente antinutriente para los niños, porque impide la absorción de determinados minerales esenciales para su desarrollo, como el cinc. A pesar de esto, el envío de estas harinas se siguen realizando a los países con crisis alimentarias", denunció.

A su vez, Ugarte pidió al Gobierno que cree un fondo específico orientado a la lucha de la desnutrición infantil y que firme acuerdos bilaterales con los países afectados. "Hablamos de focalizar una emergencia médica en 20 países, y esto es fácil de asumir por parte de los gobiernos".

Alrededor de 178.000 niños sufren desnutrición, y 20 millones de ellos sufren este problema de forma severa. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que se trata de la primera causa de muerte infantil en niños menores de 5 años.