VALENCIA, 24 Ago. (EUROPA PRESS) -
El nadador paralímpico Dani Vidal se ha convertido esta semana en el primer nadador sin brazos que ha logrado cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar, con lo que ha superado un "reto personal que tenía en la cabeza desde hace tres años para reinvindicar el deporte paralímpico y adaptado, porque los medios de comunicación sólo sacan el fútbol".
Con su hazaña pretende dejar constancia de que "existen también otros deportes que también pueden ser protagonistas", y él, con su gesta, ha querido "ser un ejemplo de ello".
Dani Vidal dijo a Europa Press TV que estuvo "muchos meses" entrenando en piscina para preparar la prueba y que contaba con la experiencia de otras travesías que ha realizado en la geografía de la Comunitat Valenciana.
Cruzar a nado el estrecho ha supuesto para Vidal "todo un éxito" del que quiere disfrutar al máximo, "no tanto por haber nadado 14 kilómetros como por superar un reto tan importante sobre unas aguas desconocidas, muy traicioneras, con corrientes peligrosos y el riesgo de los cetáceos que se dan en el Estrecho de Gibraltar", aseguró.
El nadador de Burriana (Castelló) se considera una persona "psicológicamente fuerte", por lo que asegura que no ha sido difícil la preparación mental para afrontar su carrera, "pero sí los días que tuve que esperar a que las condiciones meteorológicas fueran buenas".
Durante la travesía, reconoció que su principal temor era cruzarse con algún cetáceo, pero su única meta era "llegar y poder demostrar que las barreras físicas se pueden salvar con mucho tesón y esfuerzo".
En cuanto al recibimiento de sus paisanos, el nadador la calificó de "fabulosa". Desde que hoy llegó a su pueblo natal, Burriana, la gente no para de felicitarle, le paran continuamente por la calle y la mañana siguiente a al prueba, al levantarse, tenía 128 llamadas perdidas en su teléfono.
El deportista agradeció a todos las personas e instituciones que le han apoyado, y lamentó el que su anterior patrocinador le retirase el apoyo 19 días antes de la prueba. "Creo que he demostrado que se puede confiar en mí aunque sea un deportista discapacitado", dijo. No obstante, se siente un profesional muy reconocido y está orgulloso de haber superado este reto y que "todos lo sientan como propio", sobre todo en su Burriana, donde vive, y Vila-Real, donde trabaja.
Acompañado en todo momento por sus familiares, Dani Vidal recordó también la "preocupación" con la que sus padres han vivido los días previos a la hazaña de su hijo. "Sentían más alivio al saber que no nadaba por las circunstancias del tiempo que cuando finalmente llegó el día de salir", relató.
Consciente de los riesgos que entraña nadar en las aguas del Estrecho, el nadador burrianse se sintió seguro gracias a las barcas de acompañamiento, "que te pueden sacar del agua en cuanto hay algún peligro". Sus padres reconocieron "haber padecido mucho" y "no tener muchas ganas de que se fuera", pero "muy orgullosos" de su hijo una vez finalizada la travesía y en casa. "Mi padre ha sido marinero y conoce el Estrecho, por lo que le asustaba mucho que me tirara al agua", comentó Dani.
La madre aseguró que "como era una ilusión suya, le he apoyado para que hiciera lo que pudiera, y si no podía, pues que le sacaran del agua". Ahora afirma que ya está "tranquila" porque tenía mucho miedo.
Vidal, que se inició en la competición en octubre de 1998 en la Escuela de Deporte Adaptado de Vila-Real (Castelló), se siente orgulloso de sus cualidades como nadador, que le llevaron a ser campeón de Europa tan solo un año después de empezar su carrera como deportista.
Después de concluir con éxito la travesía a nado del Estrecho, Dani Vidal piensa ahora en unas "merecidas" vacaciones y disfrutar de las fiestas de su pueblo natal, Burriana, antes de comenzar a entrenar para la próxima cita olímpica de Pekín, de la que espera al menos "los mejores buenos resultados que las anteriores paralimpiadas".
