Actualizado 17/10/2007 16:00

ONU.- Tres antiguos condenados a muerte piden a los Estados que aprueben la suspensión mundial de las ejecuciones

NUEVA YORK, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -

Tres antiguos condenados a muerte por delitos que no habían cometido, el ugandés Edward Edmary Mpagi, el estadounidense Ray Krone y el japonés Sakae Menda, han instado a los Estados miembros de la Asamblea General de la ONU a que apoyen la resolución en favor de una suspensión mundial de las ejecuciones, según informó hoy Amnistía Internacional (AI).

"He visto de cerca la muerte que me imponía mi Gobierno, y estoy aquí para transmitir a la comunidad internacional el sufrimiento provocado por la pena capital y para instarla a poner fin a este terrible castigo", afirmó Edward Edmary Mpagi, quien pasó 18 años en espera de ejecución. Fue condenado a muerte en 1981 por el homicidio de un hombre que luego resultó estar vivo.

En un acto organizado por Amnistía Internacional en la sede de la ONU de Nueva York que se anticipa a la votación de una resolución sobre la suspensión mundial de las ejecuciones, los tres hombres hicieron hincapié en que los juicios injustos, las decisiones equivocadas o los fallos del sistema judicial pueden acarrear la ejecución de personas inocentes, y exhortaron a los gobiernos de todo el mundo a dejar de aplicar la pena capital.

"Resulta difícil describir qué se siente al cumplir condena en espera de ejecución sabiendo que eres inocente", manifestó Ray Krone, el centésimo condenado a muerte estadounidense en espera de ejecución que quedó en libertad después de que las pruebas de ADN demostraran su inocencia en 2002.

"Lo único que sabes es que lo que parecía una horrible pesadilla se ha hecho realidad, una realidad imposible de entender. El sistema de pena de muerte estadounidense se tambalea. Lo que me ha ocurrido a mí puede sucederle a cualquiera. Pero no tiene por qué ser así", declaró durante el acto.

34 AÑOS CONDENADO A MUERTE

En 1949, las autoridades japonesas detuvieron a Sakae Menda por el asesinato de dos personas. La Policía obtuvo de él una "confesión" falsa mediante tortura. Fue declarado culpable y condenado a muerte en un juicio sin las debidas garantías.

Decidido a demostrar su inocencia, Sakae Menda solicitó en seis ocasiones la celebración de un nuevo juicio antes de que los tribunales accedieran. En 1983, 34 años después de haber sido condenado a muerte, los tribunales lo absolvieron de todos los cargos, con lo que se convirtió en el primer condenado a muerte japonés excarcelado tras estar en espera de ejecución.

"Vivir cada día sabiendo que pueden enviarte a la muerte en cualquier mes, día o momento es una tortura", afirmó Sakae Menda. "Permanecer en espera de ejecución deshumaniza a las personas y deja en ellas unas secuelas psicológicas enormes. Es un castigo atroz para cualquier persona, y todavía más devastador para alguien que es inocente", añadió.

Por norma general, recordó Amnistía, las ejecuciones en Japón se mantienen en secreto y a las personas condenadas no se las avisa de la ejecución inminente, o tan sólo se les notifica la mañana misma del día de la ejecución.

Piers Bannister, experto de Amnistía Internacional sobre cuestiones relativas a la pena de muerte, declaró en la ONU que "estos tres hombres son una prueba patente de que la pena capital es administrada por sistemas viciados, independientemente de la cultura o los recursos del país en cuestión".

"Nadie sabe cuántos hombres y mujeres inocentes han sido ejecutados a lo largo de la historia, pero el riesgo omnipresente de ejecutar a inocentes proporciona otro argumento de peso de que ha llegado el momento de aprobar una suspensión mundial de las ejecuciones", concluyó.