Actualizado 06/04/2009 20:42

Cajamar presenta un nuevo monográfico sobre el sector de los biocombustibles en relación a otros carburantes


ALMERÍA, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Fundación Cajamar presentó hoy un nuevo monográfico titulado 'El sector de los biocombustibles. Una alternativa energética' mediante el cual analiza la situación actual de los biocombustibles, su uso como sustitutivos de la gasolina y el gasoil y las repercusiones medioambientales y económicas que trae acarreado su empleo, entre otros factores.

En una nota, la Fundación Cajamar indicó que el informe repasa los aspectos más relevantes del mercado de los biocombustibles, describe el funcionamiento del mercado del crudo, aborda el análisis de los biocarburantes y estudia la formación del mercado mundial del biodiésel y del bioetanol. Así, el trabajo concluye con una reflexión sobre el papel de los biocarburantes en el aumento del precio de los alimentos durante 2007 y 2008 y unas conclusiones generales.

Según recoge el informe, las economías más desarrolladas tienen una fuerte dependencia de las fuentes energéticas fósiles, en especial del petróleo, del que se obtiene un rango muy variado de productos, entre ellos destacan la gasolina y el gasóleo cuyo principal destino es el transporte. Debido al progresivo aumento de la demanda de estos combustibles, especifica el informe, existe una mayor dependencia del suministro de terceros países, en un mercado que presenta una estructura oligopolística y donde existe un desequilibrio entre los centros de producción y consumo.

El estudio describe que las reservas probadas de petróleo se concentran mayoritariamente en Oriente Medio --el 61,5 por ciento--, una zona muy "inestable" desde el punto de vista geopolítico, en tanto que su consumo no alcanza el ocho por ciento del total mundial. Por otro lado, continúa, suele ser frecuente que los países productores utilicen el suministro de petróleo y derivados como herramienta de presión política y estratégica, como es el caso de Rusia y Venezuela.

En este contexto, el informe de la Fundación Cajamar resalta que el biodiésel y el bioetanol representan una alternativa energética frente a otras fuentes fósiles, de forma que existen diversos cultivos susceptibles de emplearse como materia prima. Entre ellos destaca la caña de azúcar, por ser la fuente energética más atractiva, no sólo por su alto rendimiento en alcohol, sino también porque, a diferencia de otras materias primas, no ha de someterse a un proceso de conversión previo al de fermentación.

Actualmente, Brasil es el país que cuenta con una experiencia más dilatada en la producción y consumo de bioetanol. En el ámbito de la UE, el Parlamento y el Consejo aprobaron en 2003 una directiva relativa al fomento del uso de biocarburantes y otros combustibles renovables en el transporte, en la que se establecieron como objetivos mínimos indicativos por estado miembro, unas cuotas de consumo en el sector del transporte para los años 2005 y 2010 del dos por ciento y del 5,75 por ciento, respectivamente, indica el estudio de la Fundación Cajamar.

La adopción de cualquier tecnología conlleva algunos impactos, positivos y negativos, así como reticencias por parte de ciertos agentes sociales. En este sentido destaca el informe, existe la opinión de que los biocombustibles son los causantes de la tendencia al alza que ha registrado el precio de los cereales y otras 'commodities' agroalimentarias a lo largo de 2008.

Sin embargo, expone el informe de la Fundación Cajamar, esta teoría se desvanece al observar que, además de materias primas como el maíz, trigo o cebada, el arroz también ha mostrado un perfil ascendente, no siendo utilizado como materia base para la obtención de bioetanol ni biodiésel. Ello permite determinar que los biocombustibles no son el origen exclusivo ni mayoritario del problema, sino que también existen otras causas de diversa naturaleza.

A la vista de la experiencia acumulada, los biocombustibles constituyen una alternativa viable para sustituir parcialmente a la gasolina y al diésel. En la actualidad, las investigaciones en curso proponen minimizar el uso de materias primas alimentarias y emplear distintos tipos de biomasa, en especial el material lignocelulósico contenido en la paja de cereales y gramíneas perennes, así como materias grasas, constituyendo las microalgas una de las alternativas más prometedoras.