Actualizado 15/03/2007 14:13

Cruz Roja y Media Luna Roja cierran dos oficinas en Birmania ante la falta de cooperación de las autoridades militares

GINEBRA, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (CICR) ha procedido al cierre de dos de sus oficinas en Birmania ante la falta de cooperación por parte de las autoridades militares que gobiernan el país y la imposibilidad de su personal de reanudar las visitas a detenidos, según informó hoy el organismo en un comunicado.

"La labor humanitaria del CICR en Birmania está ahora a punto de paralizarse", anunció el director de Actividades Operacionales del CICR, Pierre Krähenbühl, explicando que en todo ese país el personal aún no puede reanudar las visitas a los detenidos o efectuar actividades operacionales independientes sobre el terreno en zonas fronterizas sensibles".

Además, añadió, "en una reciente reunión con el Ministerio de Asuntos Interiores no se registró progreso alguno". A pesar de los denodados esfuerzos desplegados por el CICR para salvar las diferencias con que se ha topado en los últimos meses, explica el comunicado, el Ministerio ha mantenido severas restricciones a los miembros de este organismo internacional.

Según explica el CICR, dichas restricciones ponen en peligro la capacidad de su personal para desempeñar su cometido reconocido internacionalmente, pues son incompatibles con el modo independiente y neutral en que la institución efectúa la evaluación de la necesidad de acción humanitaria y en que presta la asistencia a las personas vulnerables.

Como consecuencia de todo ello, el CICR ha decidido cerrar dos de sus oficinas, una en Mawlamyine (estado de Mon) y otra en Kyaing Tong (estado de Shan oriental), y está examinando si mantiene abiertas el resto de sus oficinas sobre el terreno.

"Las condiciones de vida y de seguridad de los civiles en zonas fronterizas sensibles sigue siendo una preocupación real para el CICR", aseguró Krähenbühl. "También hay serios indicios de una deterioración de las condiciones de detención y de trato en varios lugares de detención".

En su comunicado, el CICR explica que durante los dos últimos años ha planteado tanto de forma oral como por escrito cuestiones de interés humanitario a la Junta militar, señalando tanto las medidas para mejorar la situación como la posibilidad de efectuar sus actividades eficaz y libremente.

Sin embargo, no ha habido una respuesta tangible y se han impuesto restricciones al personal del CICR, por lo que sus actividades humanitarias están ahora comprometidas.

El CICR lamenta el fracaso de sus esfuerzos para reanudar el diálogo humanitario con el Ministerio de Asuntos Interiores, pero asegura que sigue abierto a discutir con las autoridades birmanas para superar el punto muerto de las conversaciones y está dispuesto a actuar inmediatamente para afrontar las cuestiones humanitarias más acuciantes, siempre que pueda operar independientemente y tener acceso directo y con regularidad a las personas necesitadas, precisa el comunicado.

En 1986, el CICR abrió una oficina en Rangún y comenzó un proyecto de colocación de prótesis y de rehabilitación. Desde 1999, ha realizado una labor de asistencia y de protección en centros de detención y en zonas fronterizas sensibles. A lo largo del año pasado, a causa de las restricciones impuestas por el Gobierno birmano, el CICR se vio obligado a disminuyó de 56 a 16 la plantilla de expatriados.