MANILA 3 Jun. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Filipinas pidió hoy a las agencias humanitarias que no distribuyan grandes cantidades de comida a las familias desplazadas en la isla de Mindanao, situada en el sur del país, para impedir de esta manera que los diferentes suministros lleguen a manos de los rebeldes.
El Gobierno adoptó controles estrictos sobre la entrega de alimentos, medicamentos y otros suministros de ayuda después de que las tropas se hicieran con cerca de once toneladas de arroz el pasado domingo de un campamento para desplazados en la isla de Mindanao.
Había preocupaciones porque los alimentos distribuidos a miles de familias desplazadas en las zonas pantanosas y de humedales de la región centro de Mindanao estaban siendo desviados a los rebeldes musulmanes o vendidos a los comerciantes. "Este acto ilegal priva a los beneficiarios legítimos de la ayuda que tanto necesitan, especialmente aquellos que han sido desplazados de sus lugares de origen y han perdido sus fuentes de ingreso", declaró la directora del Departamento gubernamental de Bienestar Social, Esperanza Cabral.
El Departamento de Cabral se reunió hoy con varias agencias humanitarias para debatir las estrictas medidas para tapar las posibles fugas a la hora de entregar los suministros alimentarios y de ayuda.
"Pedimos al Programa Mundial de Alimentos (PAM) que no entregue grandes raciones de alimentos ya que esto anima a que se produzca la venta", declaró la subsecretaria de Bienestar Social, Celia Yangco, quien añadió que el Gobierno ha comenzado a emitir tarjetas de identidad a las familias desplazadas para controlar la distribución.
En algunos campamentos de refugiados en la provincia de Maguindanao, en el sur, se han construido cocinas comunitarias y se construirán más en otras zonas para asegurarse que llegan a todas las familias desplazadas. Cerca de 320.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en Maguindanao desde que se intensificara hace seis semanas el enfrentamiento entre los soldados y los miembros del mayor grupo rebelde musulmán, el Frente Moro de Liberación Islámica (MILF).
El director del PAM para Filipinas, Stephen Anderson, señaló que su agencia conoce que algunas familias de desplazados podrían haber compartido sus raciones alimentarias con algunos combatientes, pero aseguró que han sido casos aislados. "Tenemos que trabajar y crear un sistema para impedirlo", manifestó Anderson. "Estamos haciendo todo lo que podemos para asegurarnos de que los alimentos van a sus beneficiarios legítimos", añadió.
Desde agosto de 2008, el PAM ha distribuido más de 11.200 toneladas de alimentos a cerca de 600.000 desplazados por el enfrentamiento en el sur, el mayor número que se produjo el año pasado en todo el mundo de desplazados internos.