MADRID, 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Human Rights Watch (HRW) ha denunciado la política del Gobierno chino de "realojo y reubicación masiva" de millones de ciudadanos tibetanos, ya que "cambia radicalmente sus vidas" sin consultar su opinión al respecto.
Según la organización, al menos dos millones de tibetanos han sido reubicados por las autoridades chinas con el objetivo de construir una nueva región en el país. HRW asegura que esta política viola los Derechos Humanos, tanto por la falta de consulta a los ciudadanos como por la ausencia de una debida compensación, ambas requeridas por la legislación internacional.
"La escala y velocidad con la que la población rural tibetana está siendo remodelada bajo políticas de reubicación y realojo masivos son improcedentes en la era posterior a Mao Zedong --el que fuera máximo dirigente del Partido Comunista chino--", ha afirmado Sophie Richardson, directora de HRW para China. "Los tibetanos no tienen voz ni voto en el diseño de unas políticas que alteran radicalmente su forma de vida, y en el contexto de represión actual, no tienen forma de cambiarlo", ha sostenido.
Por su parte, el Gobierno chino asegura que estas reubicaciones son "completamente voluntarias", y respetan la "voluntad de los agricultores y ganaderos tibetanos". Las autoridades niegan enérgicamente cualquier tipo de desalojo forzoso en este proceso, y sugieren ser sensibles culturalmente, ya que las nuevas casas "respetan las caracterísitcas étnicas".
Sin embargo, las autoridades de la región autónoma del Tíbet han anunciado planes que promueven la reubicación de más de 900.000 personas antes de 2014. En la provincia de Quinghai, en el este de la meseta tibetana, las autoridades han reubicado y asentado ya a 300.000 ganaderos nómadas desde el año 2000, y ha hecho pública su intención de aumentar esta cifra con 113.000 nómadas más.
La principal justificación por parte de las autoridades chinas es la económica, pero el Gobierno también ha dejado claro que estas políticas son parte integral de unos objetivos políticos mayores, como la lucha contra el sentimiento "separatista" de los tibetanos, y que estas decisiones están diseñadas para fortalecer el control político sobre la población rural del Tíbet.
"El Gobierno chino reivindica los beneficios económicos de los tibetanos gracias a la construcción de modernos 'pueblos socialistas', y pese a que es cierto que algunos tibetanos se han visto beneficiados, la mayoría simplemente han sido forzados a abandonar su modo de vida pobre pero estable por las incertidumrbes de la vida monetaria, en la que a menudo son los actores más débiles", ha asegurado Richardson.
Por ello, HRW ha reclamado que al Gobierno chino que ponga fin a estos proyectos, y que permita una evaluación del diseño e impacto de estas políticas, incluyendo una aceptación de las peticiones que se vienen realizando por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para visitar y valorar estas regiones.