Actualizado 15/06/2007 13:36

Médicos del Mundo Euskadi registró 387 historiales nuevos y 1.141 entradas en su 'narcosala' de Bilbao el año pasado

MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

La organización Médicos del Mundo Euskadi registró durante el pasado año, 387 historiales nuevos y 1.141 entradas en la Sala de Consumo Supervisado (SCS) que mantiene abierta en Bilbao y cuyos principales usuarios son varones españoles mayores de 30 años, habituales de la cocaína inyectada o la heroína inhalada.

Esta instalación, conocida comunmente como 'narcosala', está destinada a todos aquellos toxicómanos que necesiten un espacio donde consumir la droga en condiciones de salubridad e higiene. Para ello, los voluntarios y profesionales que trabajan en la SCS proporcionan, entre otras ventajas, materiales estériles para el consumo.

Según se desprende de la memoria de la organización, a la que ha tenido acceso Europa Press, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre se realizaron un total de 28.911 consumos en la sala, con una media de 79,2 al día. La mayor parte de ellos, un 61,7% tuvieron lugar en el espacio destinado al inyectado; el 36,6% se efectuó en el área de inhalado y se produjeron 563 consumos (1,6%) por vía esnifada.

Según explicaron fuentes de la organización a Europa Press, el hecho de que se haya estabilizado el consumo de sustancias por vía inhalada pone de manifiesto que la ampliación de un área de la sala destinada a este fin ha respondido a una necesidad que ya estaba latente.

Además, el incremento de las inhalaciones ha coincidio con un descenso de participantes en el programa de intercambio de jeringuillas, lo que resulta indicador de un cambio de tendencia en los tipos de consumo.

Respecto a las sustancias, la cocaína se mantuvo como la más utilizada en 2006 y fue consumida en un 44 por ciento de los casos (el 57% de las veces, por vía inyectada). Frente a ella, la heroína, que experimentó un ligero incremento respecto al año anterior con un 40% de los consumos. La organización destaca la reducción de la mezcla entre ambas, cuyo consumo pasó del 25% en 2005, a un 16% de los casos un año después.

En paralelo, cayó el número de consumos por vía esnifada y se mantuvieron las inhalaciones en torno a las 1.200, mientras el consumo por vía intravenosa superó los 1.800 casos en el mes de marzo y los 1.700 en diciembre. La organización destaca un incremento en el consumo compartido, que se da en un 18,6% de los casos y que podría explicarse en términos de reducción de riesgos (por la compañía) y de ahorro de dinero.

Por sexos, un 83,6% de los nuevos usuarios de la sala eran hombres y un 16,4% mujeres. La situación de este colectivo resulta especialmente preocupante para Médicos del Mundo, ya que, según denuncia la organización, "si en los medios 'normalizados' aún existen numerosas barreras para el acceso y la integración al trabajo de las mujeres, estas barreras se elevan considerablemente entre las consumidoras".

Del perfil de las mujeres que acuden a la SCS, la organización concreta que el 69,5% de ellas tiene entre 30 y 45 años, el 77% reside en Bilbao, el 46% tiene recursos económicos insuficientes y el 27% condiciones de vivienda muy deficitarias. Además, el 9% ejerce la prostitución "tanto para financiar el consumo propio como el de su pareja" y el 21% practica, por el mismo motivo, la mendicidad.

La descripción del usuario medio se completa en términos de nacionalidad. Según la memoria de la narcosala, el grueso de quienes utilizan las instalaciones (73%) son nacidos en el País Vasco, un 18,2% procede de otra comunidad autónoma, el 6,1% de algún otro país miembro de la Unión Europea y, en un 1,3% de los casos, los usuarios son magrebíes.

UN KIT 'SALVAVIDAS'.

La narcosala de Bilbao está dividida en diez áreas diferentes que abarcan desde un despacho polivalente o un almacén hasta salas adaptadas para cada consumo o zonas de estancia y reposo, que se han ampliado tras la remodelación realizada el pasado mes de octubre.

Según explicó a Europa Press el portavoz de la organización, Javier Rio Navarro, el objetivo no es sólo garantizar la higiene del consumo sino "proporcionar un espacio de esparcimiento" a los toxicómanos y "asistencia sanitaria y terapéutica básica" a quienes lo necesiten. Así, los casos que superan las tareas de enfermería, son derivados a centros hospitalarios.

Entre el material con que trabaja la organización, destaca el 'kit' que se entrega por cada jeringuilla usada y que está compuesto por una jeringuilla, una botella de agua, dos alcohotiras, un cacito y un filtro. Se reparten además ácido cítrico, preservativos, papel de aluminio y amoníaco.

Un material que resulta fundamental teniendo en cuenta que más de la mitad de los usuarios de las instalaciones son portadores de VIH o padecen enfermedades como la Hepatitis C, de contagio por vía sanguínea.