Actualizado 21/08/2007 16:48

Un psiquiatra aplaude la castración química propuesta por Sarkozy aunque recomienda más medidas de seguridad

Cabrera admite que la medida sólo sirve para los agresores con problemas psicológicos de base biológica

MADRID 21 (EUROPA PRESSS)

El psiquiatra José Cabrera aplaude la decisión del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de aplicar a los pederastas un tratamiento de neurolépticos o inhibidores de la testosterona periféricos, también conocido como castración química, pero señala que no es suficiente para acabar con el problema ya que "aunque la aplicación sistemática de la castración química en agresores sexuales inhibe la libido, es decir el impulso sexual, la agresividad como tal no se inhibe".

Por lo tanto, recomienda, en declaraciones a Europa Press, "otras medidas de seguridad" que ayuden a canalizar la actitud violenta de los presos como "terapias intensivas, obligarles a acudir con regularidad al profesional marcado en la sentencia, y, luego, las consiguientes terapias de grupo e individuales". "Y por supuesto, ni que decir tiene, hay que tener un control total sobre el posible uso de estimulantes de la erección", indica Cabrera, que recuerda que el uso de éste tipo de medicamentos está totalmente prohibido para los agresores sexuales.

En cualquier caso, aunque admite que "no existe en el mundo otro tratamiento mejor que la aplicación de medidas químicas inhibidoras de la testosterona", advierte de que en algunos individuos el tratamiento no sirve. Cabrera se refiere a los casos en los que el preso no tiene "ningún desarreglo" pero que cometen agresiones sexuales por "vicio". "La castración química, tal y como se concibe, es decir dar neuroelépticos que son los sedantes, más ciproterona que es el inhibidor de la testosterona, sólo tiene interés clínico en aquellas personas que tienen un desarreglo hormonal o un desarreglo psicológico que tiene una base biológica", explica.

EN ESPAÑA SE APLICA DESDE HACE AÑOS.

Este tipo de terapia, que se lleva usando en todo el mundo desde hace tiempo, para Cabrera no es un descubrimiento "nuevo" pero sí reconoce que "es la primera vez que un jefe de Estado ha tenido la valentía de decir en público lo que todos los profesionales pensamos respecto al tratamiento de los agresores sexuales".

En España se trata de un tratamiento que se lleva aplicando desde hace años en delincuentes sexuales que llegan al tercer grado y que voluntariamente aceptan someterse al tratamiento. La cuestión es que, al contrario de cómo pretende aplicar la medida Sarkozy, "en este momento en España es más una terapia que se le ofrece al delincuente como pena sustitutoria a la privación pura y dura de la libertad".

En cualquier caso, para Cabrera, el presidente francés ha dado un paso importante que "aplaude", no en lo referente a la medida de represión de la libertad, sino porque "ya está bien de que los políticos nunca le pongan el cascabel al gato". Asimismo, espera que esta decisión sea seguida por otros países, ya que considera que se trata de un trastorno para el que "no hay más opciones".

Asimismo, el especialista entiende que la medida puede ser suficientemente importante como para cambiar la Constitución ya que el Estado de Derecho da actualmente la opción al sujeto de elegir, sin embargo opina que "si se quiere que sea efectiva habrá que imponer la medida judicialmente, y si hay que modificar las constituciones de los estados para eso habrá que modificarlas".

ADMINISTRACIÓN DEL TRATAMIENTO.

El tratamiento, que deberá ser suministrado de por vida, se puede administrar por vía oral o por vía inyectable, "en presencia siempre del profesional para evitar posible trampas", advierte Cabrera, para el que la perfecta administración es la aplicación inyectable ya que "es la única que da fe de que el señor se lleva el tratamiento puesto".

Además, señala, entre otros beneficios, que "no existe ningún efecto secundario biológico probado", ya que "son sustancias que no se acumulan, no deterioran y el cuerpo las metaboliza perfectamente". Ahora bien, reconoce que es posible que el paciente, si toma alguna otra medicación sedante junto a la ciproterona, deba evitar la conducción de vehículos de motor, manejo de maquinaría, etcétera, ya que produce sopor.

Finalmente, explica que en casos en los que hay una pulsión sexual muy grande existen tratamientos alternativos, pero no tan efectivos como la castración química. En este sentido recomienda la psicocirugía que es una microcirugía específica en los núcleos cerebrales que producen la libido, que se usa en algunos casos psiquiátricos graves como neurosis obsesivas compulsivas o psicosis graves refractarias a la medicación, y que hace tiempo que se viene realizando en España y gran parte de Europa.