LISBOA 19 Jun. (Reuters/EP) -
Japón y Noruega están concediendo grandes subvenciones a sus industrias balleneras, que han dejado de ser productivas debido al aumento de los costes y a la caída de la demanda de la carne de ballena, según denunció hoy el grupo ecologista World Wildlife Fund (WWF).
WWF aseguró en un informe sobre los factores económicos de la industria ballenera que Japón ha gastado 164 millones de dólares (117,4 millones de euros) en apoyarla desde 1988 y que las subvenciones de Noruega equivalieron a más de 15 millones de dólares (10,7 millones de euros) desde 1992.
"En estos tiempos de crisis, el uso de los impuestos de los ciudadanos para sostener una industria básicamente deficitaria no es estratégico, sostenible, ni supone un uso apropiado de los fondos públicos", explicó la directora del Programa de Especies de WWF Internacional, Susan Lieberman.
Las declaraciones de Lieberman se hacen antes de que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) se reúna en Madeira la próxima semana, cuando Japón y Noruega probablemente se enfrentarán a las presiones de las naciones que están en contra de la caza de ballenas, como Reino Unido y Estados Unidos, para que pongan fin a esas actividades.
Oficialmente, Japón cumple una moratoria mundial de 1986 sobre la caza de ballenas - al contrario de Noruega e Islandia, que la ignoran y llevan a cabo actividades comerciales - aunque todavía captura unas 900 ballenas al año en aguas del océano Antártico para lo que llama propósitos de investigación.
Gran parte de la carne de las ballenas capturadas con propósitos científicos termina sobre la mesa, según la ONG, que denunció asimismo que muchas especies se enfrentan a la extinción y que los arpones explosivos que usan los balleneros pueden causar un sufrimiento terrible.
El informe encargado por WWF afirma que la industria ballenera japonesa necesita 12 millones de dólares (8,5 millones de euros) para terminar sin pérdidas la temporada 2009 y que los vendedores de esta carne han tenido que recortar sus márgenes debido a la disminución de la demanda.
Los márgenes también son estrechos en la industria ballenera noruega, que tiene precios bajos fijos y también sufre una caída en la demanda, una situación ilustrada por el hecho de que este país sólo ha capturado un 70 por ciento de su cuota autoasignada de 885 ballenas en los últimos años. El Gobierno noruego apoya al sector ballenero con subvenciones a los costes del combustible, el transporte y el almacenamiento, así como con campañas de información, agrega el informe.