Entrecultuas denuncia la situación de las niñas en Afganistán bajo el régimen talibán - ENTRECULTUAS
"Una gata puede sentarse en el porche y disfrutar del sol, tiene más libertades que las afganas. Puede perseguir a una ardilla hasta un parque. Y esa ardilla tiene más derechos de los que tiene hoy una chica en Afganistán, porque los talibanes han prohibido el acceso a los parques públicos a las mujeres. Un pájaro puede cantar en Kabul, pero las mujeres no pueden hacerlo en público". Con estas palabras en la Asamblea General de Naciones Unidas, la actriz Meryl Streep puso en evidencia la brutalidad de la realidad afgana: no se trata de una metáfora, sino de una denuncia sobre cómo se está despojando de derechos básicos a la mitad de la población del país.
El 15 de agosto de 2021, los talibanes tomaron el poder. Cuatro años después, el mundo ha pasado página. La atención internacional se ha desviado hacia nuevas guerras y emergencias, pero en Afganistán, ser mujer o niña se ha convertido en una condena. Y lo peor es que ya no escandaliza.
El último Índice de Género 2024 de ONU Mujeres lo confirma: las mujeres afganas solo alcanzan un 17% de su potencial para tomar decisiones y acceder a oportunidades, frente al 61?% global. 8 de cada 10 jóvenes no estudian, no trabajan ni reciben formación. Las niñas tienen prohibido ir a secundaria, las universidades están cerradas para ellas y, desde diciembre de 2024, también se les ha vetado el acceso a la formación sanitaria. Esto significa que ya no se preparan nuevas médicas, enfermeras ni matronas, en un país donde muchas mujeres solo pueden ser atendidas por mujeres.
No hablamos de retrocesos puntuales. Lo que está ocurriendo en Afganistán es un plan orquestado para eliminar a las mujeres del espacio público, de la economía, de la educación y del relato de su país. La Ley de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, promulgada en julio de 2024, prohíbe que las mujeres viajen solas, hagan oír su voz en público o sean representadas en los medios. No pueden ejercer cargos públicos ni participar en decisiones que afecten a sus vidas. Su presencia política ha sido borrada por completo. Desde agosto de 2021, los talibanes han emitido al menos 75 edictos que restringen la participación femenina en la vida pública. La ONU ha calificado la situación como un "apartheid de género", una discriminación sistemática y deliberada para someter a mujeres y niñas.
La violencia contra las mujeres se ha intensificado de forma alarmante: solo en 2024, los casos han aumentado un 35?%, según ha alertado Purple Saturdays, un movimiento liderado por mujeres afganas que nace precisamente para denunciar cómo las restricciones impuestas por los talibanes están destruyendo sus derechos más básicos. Esta violencia no es solo física. También es el miedo constante, el aislamiento forzado, la pérdida de voz y de espacios seguros. Todo ello está deteriorando gravemente la salud mental de miles de mujeres y niñas.
A pesar del peligro constante, muchas mujeres no se rinden: brindan apoyo legal en la sombra, imparten clases clandestinas, denuncian la realidad y salen a las calles a protestar, demostrando una valentía y una resiliencia encomiables.
Desde el programa 'La LUZ de las NIÑAS' de Entreculturas, trabajamos cada día para que todas las niñas del mundo crezcan libres de violencia, discriminación y abandono. Por eso, no podemos guardar silencio ante una de las crisis de derechos humanos más extremas de nuestro tiempo. Lo que ocurre en Afganistán interpela directamente al compromiso global con la igualdad.
Es urgente que la comunidad internacional mantenga su atención, apoyo y presión diplomática y política. Que no acepte esta nueva normalidad. Que financie y proteja a las organizaciones que siguen trabajando, desde dentro y desde fuera, para sostener la esperanza de las mujeres y niñas afganas.
No podemos permitir que el olvido se convierta en un castigo más para las mujeres y niñas afganas. Hoy más que nunca, nuestra voz, nuestra indignación y nuestra solidaridad son imprescindibles. No hace falta estar en Kabul: cada vez que hablamos de ellas, compartimos sus historias o respaldamos a quienes defienden sus derechos, les recordamos que no están solas, que el mundo no ha mirado hacia otro lado. La indiferencia alimenta el silencio impuesto y se vuelve cómplice. No dejemos que caigan en el olvido.
Por Laura Lora Ballesta, responsable de comunicación del programa "La LUZ de las NIÑAS" de la ONG Entreculturas.