Actualizado 04/04/2007 14:05

RSC.- El Movimiento de Trabajadores Domésticos en India pide la regulación del sector para eliminar los abusos

Los empleados de este sector soportan largas jornadas laborales y no cuentan con garantías ni derechos para conservar sus puestos


MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -

El principal problema de los trabajadores domésticos en India es la falta de reglamentación, lo que se traduce en numerosos abusos, según se desprende de una entrevista a la coordinadora de proyectos del Movimiento de Trabajadores Domésticos en India (MTC), Anjali Shukla, y a la coordinadora del MTC en el nordeste del país, Teresa Joseph, recogida en un reciente Boletín de la Confederación Sindical Internacional (CSI), que representa a 168 millones de trabajadores en 154 países.

"Existe un proyecto de ley en el cual se incluyó a los trabajadores domésticos, después de largos debates, pero todavía sigue siendo un proyecto. La falta de reglamentación permite que se cometan numerosos abusos contra los trabajadores domésticos, como las jornadas laborales, que oscilan entre las 8 y las 18 horas diarias, así como la falta de garantías para conservar el trabajo. A menudo, la carga laboral depende únicamente de lo que deseen los empleadores", denuncian las sindicalistas.

Sin embargo, "aunque no hay leyes nacionales al respecto, en algunos Estados sí hay leyes, como en Kerala y en Karnataka, donde se regula el salario mínimo de los trabajadores domésticos. En Tamil Nadu hay una ley que les da derecho de formar sindicatos, lo que constituye toda una novedad en la India. En algunos Estados también hay planes de seguridad social para los trabajadores domésticos, como en Maharashtra y en Karnataka", enumeran.

Estos trabajadores viven dos tipos de situaciones. Por un lado, los que viven en las casas de sus empleadores "corren más riesgos" de sufrir agresiones sexuales o verbales. Por el contrario, "las empleadas domésticas que viven con sus propias familias y que solamente hacen algunas horas en casa de algún empleador tienen menos problemas de ese tipo pero, por otra parte, también tienen que ocuparse de sus familias y encontrar dónde dejar a sus hijos", afirman las sindicalistas, que alertan de que los menores "corren el riesgo de terminar como empleados domésticos".

En este sentido, el MTC trabaja en la lucha contra la explotación infantil, principalmente de las niñas "de las que nadie habla". "La gente ni siquiera se da cuenta de su existencia: viven en las casas de los empleadores y algunas nunca salen a la calle. Esas chicas no van a la escuela, no tienen amigos ni tienen contacto con sus familias".

Las entrevistadas lamentan la falta de concienciación de la Administración en estos casos ya que, "aunque de vez en cuando se hacen campañas para que se registre a las criadas ante las autoridades locales, nunca se obtuvieron resultados importantes". "Las autoridades no sienten que sea una cuestión que les concierna especialmente", denuncian.

Para Joseph, esta circunstancia implica también problema social pues "cuando un empleador encierra a una niña y la hace trabajar como criada sería necesario que los vecinos o algún otro integrante de la comunidad lo divulgara. Pero ir a una casa a preguntar si una niña es de la familia o una criada es algo que no forma parte de la usanza y nadie lo hace".

"Además, los empleadores se engañan a sí mismos. Piensan que al tomar una criada están ayudando a sus familias, que son muy pobres, y que así, esas niñas tienen algo para comer. Los indios suelen pensar que es una forma de caridad y lo mismo sucede en las familias de esas niñas, que creen que esta manera tienen una boca menos que alimentar", constatan.

RECONOCIMIENTO DE LOS TRABAJADORES

Shukla y Joseph recuerdan que el MTC --que cuenta con más de dos millones de miembros en India, un 95% de los cuales son mujeres--, trabaja para que "se reconozca a los trabajadores domésticos y se les den mejores condiciones de empleo" por lo que se encarga de dignificar esta ocupación, "parte de la economía informal".

El MTC desempeña labores de asesoramiento, ayuda médica y educación para los hijos de estos trabajadores. Asimismo, se han puesto en marcha campañas de información sobre la existencia de este movimiento y los derechos de los empleados domésticos. Para cubrir estos los gastos, el MTC se financia, por una parte, con las cuotas de inscripción de los afiliados y, por otra, con donaciones.

"Apenas conseguimos afiliar a diez trabajadoras domésticas de una localidad, formamos grupos de apoyo mutuo. De esa manera, si le sucediera algo a alguna de ellas, las demás pueden informarnos u ocuparse juntas de resolver el problema", indican las sindicalistas, que reconocen que no siempre el MTC "da el primer paso". "A veces son los empleadores quienes se ponen en contacto con nosotros para informarse sobre las condiciones de trabajo que deben brindar a sus empleados domésticos", declaran.

Respecto a los abusos que suelen sufrir los trabajadores, las sindicalistas mencionan un caso ocurrido en noviembre de 2006, en el que una empleada doméstica tuvo que pedir prestada cierta cantidad de dinero a su empleador pero no pudo devolver después. Entonces, el empleador le exigió que "le diera" a su hija de 11 años como criada durante dos años, sin recibir pago alguno por su trabajo. "Era una persona muy poderosa y había amenazado a la mujer con obligarla a trabajar sin sueldo o llevarla a juicio. Intervenimos para liberarla", recuerdan.

Otro caso especial es el de los inmigrantes, procedentes en su mayoría de Nepal, Bangladesh y Birmania. A los empleadores les interesa contratar inmigrantes porque cobran menos que los trabajadores autóctonos, denuncian desde el MTC. Así, los inmigrantes perciben un salario de 100 rupias mensuales (1,7 euros), con casa y comida, mientras que los indios cobran cerca de 1.000 rupias mensuales (10 euros). Sin embargo, "la ley estipula que no tenemos derecho de defenderles", lamentan las sindicalistas.

En cuanto a los logros obtenidos por el MTC, las dirigentes se sienten "orgullosas" de que las afiliadas "mejoren su poder de negociación". "Además, al inscribirse estamos reforzando su dignidad porque se les da un carné de miembro, con su nombre, número de registro, etc, gracias al cual se sienten valoradas como trabajadoras".

"Se les ve un cambio de actitud porque mejora su autoestima. A fuerza de repetírselo, van comprendiendo que trabajar como empleadas domésticas de una familia no tiene nada de degradante sino todo lo contrario: les explicamos cómo contribuyen al bienestar de la sociedad al ocuparse de los niños o de las personas de edad, les hacemos comprender que es una labor que realmente ayuda a convertirse en mejores ciudadanos", resaltan.

Pese a su labor, el MTC se califica a sí mismo "como una ONG" ya que, "como a las empleadas domésticas no se les reconoce la condición de trabajadoras en toda la India, es difícil formar un sindicato". "Además, muchas de las trabajadoras domésticas no quieren afiliarse a los sindicatos porque temen los empleadores las despidan. Siempre un clima de inseguridad. Todavía queda un largo camino por recorrer antes de poder sindicalizarlas", lamenta Teresa Joseph.