SEVILLA, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Teatro Central de Sevilla, espacio escénico de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico gestionado por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, cumple 30 años. Dedicado a la representación, innovación y experimentación de las vanguardias escénicas, se erigió con motivo de la celebración de la Exposición Universal de 1992 en Sevilla y se adscribió a la Junta de Andalucía en 1995.
La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, ha destacado que el trigésimo aniversario del Teatro Central "es un motivo de celebración" puesto que su "cuidada programación" ha situado a Andalucía "en el mapa de las artes escénicas más vanguardistas". Se trata de un espacio "en constante diálogo entre la tradición y la innovación que se ha convertido en un referente de los nuevos lenguajes escénicos", según destaca en un comunicado.
Asimismo, Del Pozo ha recordado que, tras la celebración de la Expo 92, el Teatro Central ha acogido numerosos estrenos de experimentación escénica. Sus salas han recibido a casi un millón de espectadores en unas 3.000 representaciones, "muchas de ellas espectáculos singulares y apuestas arriesgadas como funciones de 24 horas de duración o, incluso, obras donde se implican varias salas o el edificio entero".
En 2014, el citado espacio escénico recibió el Premio Max a la Contribución en las Artes Escénicas, y su director, Manuel Llanes, mereció en 2016 el título de 'Chevalier des Arts et des Lettres' del Ministerio de Cultura de Francia. Actualmente cuenta con una plantilla de 40 personas y sostiene una programación anual estable de teatro, danza y música, así como ciclos de jazz y el ciclo Flamenco Viene del Sur.
En este sentido, con motivo de la efeméride, el Teatro Central acogerá los días 13 y 14 de mayo dos estrenos absolutos del heterodoxo artista belga Jan Fabre; la versión en castellano de 'Resurrexit Cassandra' y la obra creada ex profeso para el aniversario 'Sevilla (Un pequeño homenaje al Teatro Central)'.
Habitual en la programación del teatro, Fabre tomará la ópera Carmen como hilo conductor de su tributo al espacio escénico sevillano. El autor belga ya representó durante la Expo 92 su reciente creación: 'Sweet Temptations'.
ESPECTÁCULOS SINGULARES
Más allá de la programación anual con formatos habituales, el Teatro Central ha acogido en este tiempo espectáculos singulares por su duración o ubicación espacial. En 2016 albergó el estreno en España de la pieza más provocadora de Jan Fabre, 'Mount Olimpus', de 24 horas de duración, inspirada en las 33 tragedias griegas llevadas al extremo: una catarsis escénica de violencia y ternura, belleza y vísceras donde participaron más de 30 intérpretes.
En junio de 2019 diez artistas andaluces 'novísimos' y cientos de personas ocuparon todo el edificio para mostrar y ver, respectivamente, sus propuestas indisciplinares en diferentes ubicaciones no convencionales del teatro: sótanos, terraza, pasillos, hombros de escenario, conchas acústicas y otros, finalizando con una suerte de 'rave' musical en la sala grande libre asientos.
En estas tres décadas el Teatro Central también ha programado trilogías de danza o teatro. Son los casos de los dos trípticos de Peeping Tom: 'El jardín', 'El salón' y 'El sótano', con dos salas implicadas a la vez, y 'Vader', 'Moeder' y 'Kind'; las tres comedias de Alberto Sanzol 'Risas y destrucción', 'Días Estupendos' y 'Sí, pero no lo soy' en días sucesivos y las tres seguidas la cuarta jornada; o la terna de Rocío Molina sobre la guitarra 'Inicio (uno)', 'Al fondo riela (Lo otro del Uno)' y 'Vuelta al Uno', que tendrá lugar los días 20, 21 y 22 de mayo.
Otros espectáculos de larga duración han sido la adaptación de Álex Rigola y Teatre Lliure de la novela de Roberto Bolaño '2666', consistente en cinco piezas de una hora cada una representadas seguidas con pausas de 15 minutos, o las 'Cuatro Horas de Improvisación' de Rocío Molina en 2016, espectáculo de la Bienal de Flamenco que contó con diferentes colaboraciones como la de Lole Montoya.
HISTORIA DEL CENTRAL
Su primera denominación fue Teatro Expo. Gerardo Ayala, su proyectista, lo definió como "un volumen formado por una caja dentro de otra, chapado en piedra natural, limpio, desnudo y sin ornamentación". Con una apariencia sencilla pero un interior muy versátil, cuenta con una distribución y unos recursos técnicos que permiten asumir las escenografías y montajes más atrevidos y acoger todo tipo de públicos.
Dispone de tres salas con aforos a la italiana distintos que permiten representaciones simultáneas; incluso dos salas (la principal y la chácena) pueden usarse para un mismo espectáculo, como así ha ocurrido en varias ocasiones. También acoge funciones sin butacas o con asientos laterales.
El Teatro Central ya mostró sus intenciones desde la fase de obras, cuando el artista Albert Vidal le dedicó uno de sus 'cantos telúricos', consistente en una "imposición de manos" sobre los cimientos bajo una lluvia de pétalos de rosas, acompañados por una coreografía de excavadoras.
La primera representación fue el 20 de abril de 1992, día de la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla 1992, con la puesta en escena de 'La Gallarda', de Rafael Alberti, interpretada por José Sacristán y Ana Belén. El espacio se llamaba por entonces Teatro Central Hispano al estar patrocinado por el banco homónimo.
Durante los seis meses de la Expo 92, por sus tablas pasaron las propuestas contemporáneas más arriesgadas como las de Laurie Anderson, Fura dels Baus, William Forsythe, John Lurie (Loungue Lizards) o Bob Wilson con 'The black rider' y Tom Waits, la compañía Rosas, La Cuadra, el Centro de Nuevas Tendencias Escénicas, o un ciclo de teatro español coordinado por Adolfo Marsillach. Tras la muestra universal ha acogido espectáculos de disciplinas como las artes del movimiento, circo, performance o mestizaje con las artes plásticas.
