BILBAO, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
El periodista, músico y poeta Javier Gallego presenta este miércoles en Bilbao su primera novela, 'La caída del imperio' (Random House), donde disecciona el desencanto vital en torno a la generación de jóvenes que protagonizó el movimiento 15M, en un relato coral donde sigue a una cuadrilla de amigos, durante 72 horas, desde el 13 de mayo de aquel 2011.
La presentación concierto, de entrada libre hasta completar aforo, tendrá lugar a las 19.00 horas en la sede de Hika Ateneo de la capital vizcaína (Eskola Zumarkalea, 1, Ibaiondo) y contará con lectura dramatizada de varios capítulos del libro y música a cargo del artista Amorante, proyecto personal de Iban Urizar, etnomusicólogo y multiinstrumentista vasco.
Respecto a su debut literario en la ficción, el responsable del programa 'Carne Cruda' ha explicado que la historia de un grupo de amigos en plena efervescencia vital le persigue desde hace más de una década y casi ha tardado otra década en darle forma.
En ese proceso, ha añadido, "el paso del tiempo se apoderó de la narración, se convirtió en el tema" y el relato, ha subrayado, "pasó de ser una novela de exaltación de la juventud a ser una novela sobre el final de la juventud".
"Está el estallido, pero también el eco de la explosión en el que se intuye el silencio de después, aunque no está todo perdido", ha puntualizado.
Es por ello que su novela reflexiona sobre "lo que es importante siempre, pero es más extremo en la juventud: el amor y la amistad", por lo que su narración es "una novela sobre quienes entienden la amistad como familia y el amor como una experiencia radical.
La novela se inicia el 13 de mayo de 2011, en torno a un grupo de jóvenes que, "con el hastío a cuestas, traman una huida hacia adelante en la noche de Madrid", ha explicado Gallego.
Durante sus experiencias nocturnas y vitales por garitos y conciertos en busca de "la fiesta infinita", el relato avanza "a través de conversaciones cruzadas, monólogos interiores, diálogos teatrales, voces que se suceden y ojos y oídos que retienen retazos de realidad en medio de la vorágine o el desvarío".
La novela "condensa 72 horas que son el vértigo que precede a la caída, entre excesos, encuentros y desencuentros" y dentro de una estructura narrativa donde la experimentación con el lenguaje juegan con "la polifonía, el ritmo sostenido de la narración y el efecto de oralidad que adquiere la prosa".
ILUSIONES ROTAS
En esa combinación, Javier Gallego encuentra, a su vez, "el modo de contar el desconcierto, la rabia y las ilusiones rotas de un grupo de amigos cuya juventud se agota y no vislumbran un futuro donde proyectarse", han explicado desde la editorial.
Mientras estos amigos están inmersos en este devenir y el fluir de pensamientos, "a su alrededor, el mundo se desmorona y una generación sin trabajo, ni hogar ni futuro toma las plazas y sueña con una revolución", han significado.
Tal y como ha explicado su autor, los personajes de 'La caída del imperio' llegan a los treinta años, a esa edad que les habían señalado como el umbral de la adultez pero sin empleo, casa ni hijos", donde el modelo de sus padres es "un horizonte al que no desean y ahora tampoco pueden acceder, y la X de su generación viene dada por todas las incógnitas que cargan encima".
Es por ello, ha subrayado, "les queda la sensación de fracaso y una conciencia cada vez más nítida de la finitud, que aparece a través de la muerte de seres queridos; el fin de relaciones de pareja, enfermedades, o las oportunidades perdidas".
El relato transcurre entre referencias literarias a versos de Jaime Gil de Biedma, Francis Scott Fitzgerald o musicales a las letras de Ilegales, Siniestro Total, El Columpio Asesino, David Bowie, Pink Floyd o The Who, por citar algunas de las muchas referencias musicales que salpican la obra.
Entre citas, alusiones y personajes que, en sus diálogos o monólogos, tantean las definiciones para una generación que convive con el miedo a crecer, La caída del imperio habla asimismo de la amistad, la música, la evasión y las experiencias compartidas como un refugio que quizás no salva pero consigue atenuar el golpe cuando la brecha entre expectativas y realidad queda al descubierto.
