SANTIAGO DE COMPOSTELA 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Consellería do Mar cambiará la catalogación de la parte externa de la Ría del Burgo y permitirá así el marisqueo. La zona pasa a ser catalogada como B, lo que implica que el marisco extraído es apto para el consumo, después de someterse a un sistema de depuración.
En un comunicado, este departamento ha informado de que los controles efectuados en la zona a través del Instituto Tecnolóxico de Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), detectaron una reducción en los niveles de E.coli, ahora inferiores a 4.600, que permitirán la actividad de extracción cuando la orden entre en vigor.
El E.coli actúa como indicador de la calidad microbiológica de las aguas y en función de la mayor o menor presencia de esta bacteria los bancos marisqueros se clasifican en A, B y C.
Cuando los niveles de E.coli por cada 100 gramos de carne son inferiores a 230, la zona se cataloga como A; cuando oscilan entre los 230 y 4.600 es B; y por encima de los 4.600 --siempre que no superen los 46.000-- sería C.
Este cambio mudará la actual clasificación de la Ría del Burgo como zona C y es una de las novedades que recoge la modificación de la Orden del 8 de septiembre de 2006, por la que se declaran y clasifican las zonas de producción de moluscos bivalvos y otros invertebrados marinos en aguas gallegas.
GARANTÍAS DE CALIDAD Y SALUBRIDAD
La Consellería del Mar ha garantizado la calidad y salubridad del marisco y que es apto para el consumo tras ser depurado, al igual que en otras 79 zonas de producción de moluscos bivalvos en Galicia. El departamento de Rosa Quintana ha atribuido esta decisión al plan específico de saneamiento impulsado en coordinación con la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras.
El objetivo de la Xunta, según señaló Mar, es reducir la contaminación microbiológica en 17 zonas de marisqueo de nueve rías gallegas, que en la actualidad tienen problemas de clasificación.
A este respecto, ha recordado que la presencia de contaminación microbiológica no depende en exclusiva de la existencia de mayor número de puntos de vertido, sino básicamente de la carga contaminante que estos tienen y que llevan a las aguas de las zonas costeras donde desembocan.