FERROL, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un operativo de vigilancia de la ría de Ferrol, efectuado durante la mañana de ayer, concluyó con la expulsión de 77 mariscadores furtivos, el decomiso de 79 kilogramos de almeja, y el levantamiento de cuatro actas de presunta infracción.
En la actuación, participaron miembros del Servizo de Gardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería de Pesca e Asuntos Marítimos, junto con agentes de la Guardia Civil del Mar y vigilantes de las cofradías de pescadores de Ferrol, Barallobre y Mugardos.
En concreto, los participantes en el operativo expulsaron a 18 furtivos y decomisaron 8 kilos de almeja en la zona de San Felipe. En O Vispón, echaron a cinco personas y recogieron dos kilos de almeja capturada ilegalmente, y en A Cabana, expulsaron a 30 furtivos y comisaron 8 kilos de este bivalvo.
En la zona de O Montón, el Servicio de Guardacostas expulsó a 6 furtivos e incautó 8 kilos de almeja, mientras que en Caranza fueron 2 los pescadores localizados extrayendo marisco ilegalmente. Se les comisaron 2 kilos de almeja. En O Couto, como consecuencia del operativo, se expulsó a 7 furtivos y se incautaron 8 kilos de este molusco.
El ámbito entre Neda y Mugardos fue otra de las zonas en las que el operativo de vigilancia dio sus frutos, con la expulsión de 9 mariscadores ilegales y la incautación de 21 kilos de almeja.
En total, los agentes del Servicio de Guardacostas levantaron cuatro actas de presunta infracción en las zonas de O Montón y en Caranza. Además, el recurso incautado en el operativo fue segmentado de nuevo en los bancos marisqueros de la zona, por el personal de la Consellería de Pesca e Asuntos Marítimos.
El marisqueo en la ría de Ferrol está cerrado hasta el 12 de noviembre, para el sector a flote. Los mariscadores a pie podrán faenar en zonas B a partir del día 15. Así se recoge en el calendario fijado en la última reunión de seguimiento del Plan Integral para la dinamización de la ría de Ferrol, puesto en marcha por la Consellería de Pesca para paliar las consecuencias derivadas de la excesiva contaminación de la ría de Ferrol, que obliga a depurar el marisco durante dos meses en aguas limpias antes de que pueda ser vendido en fresco.
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