Vista aérea del campamento de refugiados de Dadaab, en Kenia
THOMAS MUKOYA/REUTERS
Actualizado: martes, 15 noviembre 2016 7:00

La ONG lamenta que ni Kenia ni la comunidad internacional hayan ofrecido otras opciones a los refugiados

MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -

Las autoridades del Gobierno keniano están coaccionando a los somalíes que viven en el campo de refugiados de Dadaab para que regresen a Somalia donde corren el riesgo de resultar heridas o morir en el actual conflicto armado, ha denunciado este martes Amnistía Internacional.

Dadaab, que alberga a más de 280.000 refugiados, en su mayoría somalíes, es el mayor campo de este tipo del mundo. El pasado mes de mayo el Gobierno keniano anunció que iba a proceder a su cierre, alegando problemas de seguridad, económicos y medioambientales, además de falta de apoyo de la comunidad internacional.

Aunque el cierre definitivo estaba previsto para el 30 de noviembre próximo, este lunes un portavoz del Ministerio del Interior reconoció en declaraciones a Reuters que no se cumplirá el plazo, principalmente por la falta de servicios básicos en Somalia para aquellos que deciden regresar al país.

"Los refugiados están entre la espada y la pared. Las autoridades del gobierno kenianas les dicen que deben marcharse antes de fin de mes o los obligarán a hacerlo sin ninguna ayuda", he explicado Michelle Kagari, directora adjunta de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos.

"Estas acciones contradicen las garantías que el Gobierno keniano ha dado a la comunidad internacional, a la que ha asegurado que todas las repatriaciones de refugiados son voluntarias y se llevan a cabo en condiciones de seguridad y dignidad", ha añadido la responsable de Amnistía.

Un equipo de investigación de la ONG realizó en agosto una visita a Dadaab, donde entrevistó a 56 personas refugiadas y mantuvo diálogos en grupos de muestra con 35 más.

Según Amnistía, la ONU y las ONG que facilitan el proceso de retorno de Dadaab a Somalia no han informado plenamente ni de forma actualizada a los refugiados de los peligros asociados al conflicto armado somalí.

En este sentido, ha documentado el caso de dos hermanos de 15 y 18 años que fueron a Somalia en enero y que regresaron a Dadaab cuatro meses después tras ver matar a su padre y ser reclutados a la fuerza por el grupo islamista Al Shabaab, del que consiguieron escapar.

Por otra parte, Amnistía ha resaltado que en Somalia hay ya más de 1,1 millones de desplazados internos y el país carece de los recursos necesarios para gestionar el retorno a gran escala de refugiados de Dadaab. La falta de servicios como refugio, atención de la salud y educación es desesperada, ha subrayado la ONG en un comunicado.

AMENAZADOS PARA MARCHARSE

Así las cosas, según Amnistía, la mayoría de los refugiados a los que entrevistó dijeron que si abandonaban Dadaab era solo por las amenazas que habían recibido de las autoridades kenianas.

La falta de voluntad de los refugiados de marcharse también quedó recogida en un estudio de verificación realizado por el Gobierno y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en julio y agosto, en el que sólo el 25 por ciento de los refugiados afirmaban estar dispuestos a regresar. Las personas entrevistadas hablaban también de amenazas de las autoridades kenianas, entre otras cosas diciéndoles que les obligarían a marcharse y que perderían la prestación que concede el ACNUR.

Según ha contado Hadi, que lleva 24 años viviendo en Dadaab, las autoridades kenianas les dijeron que tenían que registrarse para ir a Somalia porque si no lo hacían tendrían que "volver a pie y con vuestros hijos a cuestas".

"La gente cree que después de noviembre no le darán el pequeño paquete de retorno y no habrá transporte (...) Antes que quedarse sin transporte y sin dinero, se van", ha explicado por su parte Samira, que vive desde hace 8 años en el campo.

OTRAS OPCIONES

Por otra parte, Amnistía ha subrayado que Kenia y la comunidad internacional no han ofrecido otras opciones a la mayoría de las personas refugiadas que no quieren regresar a Somalia, algunas de las cuales no quieren hacerlo no sólo por la inseguridad, sino también por la falta de servicios básicos, como atención para discapacitados, y por temor a sufrir discriminación.

"No hay centros para personas con discapacidad en Somalia. Como refugiados, estamos considerados ya lo último para todo. Con niños con discapacidad, estaremos al final de la cola a la hora de recibir ayuda", subraya Mouna, una madre de un niño con discapacidad.

La ONG ha reconocido que la falta de apoyo internacional a Kenia, especialmente la ausencia sistemática de respuesta suficiente a las peticiones de fondos y las limitadas plazas de reasentamiento para personas refugiadas vulnerables, ha contribuido a la terrible situación en que se encuentran en la actualidad los habitantes de Dadaab.

"El aumento de las restricciones de Kenia a los refugiados somalíes se produce en un momento en que, vergonzosamente, los países ricos no están asumiendo la parte de responsabilidad que les corresponde", ha afirmado Kagari.

"En vez de centrarse en devolver a los refugiados a Somalia, donde están expuestos a sufrir más abusos contra los Derechos Humanos, la comunidad internacional debe esforzarse junto con Kenia para garantizar soluciones sostenibles a largo plazo", ha sostenido la responsable de Amnistía.

"Entre ellas figura aumentar las plazas de reasentamiento para las personas refugiadas más vulnerables; pero también que Kenia garantice a los refugiados su derechos y busque fórmulas para integrarlos en comunidades de acogida y fuera de los campos, con apoyo pleno de la comunidad internacional", ha añadido.

Kenia acoge a más de 500.000 refugiados, de los que al menos 330.000 son somalíes y alrededor de 260.000 residen en Dadaab. De los 272 millones de dólares solicitados por ACNUR para este año para Kenia, a fecha de 31 de octubre de 2016 sólo se había recaudado el 38 por ciento.

En 2015 se reasentó a 5.001 personas en total desde Kenia, más de 3.500 de ellas en Estados Unidos y sólo 671 en países de la UE. En 2016 se han producido hasta ahora 1.648 salidas para Estados Unidos y 118 para la UE.

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