Publicado: jueves, 25 enero 2018 5:55

MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

Las autoridades de Arabia Saudí ha anunciado este miércoles que 95 de los detenidos en la campaña contra la corrupción lanzada en noviembre --en la que fueron detenidos más de diez príncipes y ex primeros ministros-- continúan bajo arresto tras negarse a alcanzar acuerdos económicos.

Según las informaciones de la Fiscalía General, la mayoría de los detenidos han alcanzado este tipo de acuerdos con las autoridades y un total de 90 han sido detenidos una vez que se han retirado los cargos contra ellos.

Asimismo, un total de 350 sospechosos han sido citados por la Fiscalía, entre ellos los acusados, en el marco de los 80 días que han durado las investigaciones, que ya han sido cerradas, según ha informado el diario local 'Saudi Gazette'.

"Los que han sido liberados son libres de moverse sin restricciones", ha dicho la Fiscalía. "Nuestro país ha sufrido mucha corrupción desde los años ochenta hasta hoy", ha lamentado.

En este sentido, ha detallado que "los cálculos de los expertos (del organismo) apuntan a que cerca del diez por ciento del gasto público ha sido malversado cada año a causa de la corrupción".

Las autoridades de Arabia Saudí anunciaron en noviembre que congelarían las cuentas bancarias de los detenidos, añadiendo que las sumas de dinero sospechosas de estar relacionadas con casos de corrupción serán devueltas al Tesoro.

La campaña ha consolidado el poder del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, al tiempo que ha alarmado a buena parte del 'establishment' empresarial tradicional.

Un decreto real emitido posteriormente indicó que la campaña se lanzó en respuesta a la "explotación por algunas de las débiles almas que han puesto sus intereses por encima del interés público para incrementar ilícitamente su dinero".

La campaña de detenciones arrancó horas después de que el rey Salmán decretara la creación de un comité anticorrupción encabezado por el príncipe heredero, quien es además viceprimer ministro y ministro de Defensa.

Los arrestos fueron el último en una serie de pasos dados por el príncipe heredero para reafirmar la influencia saudí a nivel internacional y centralizar su poder dentro del sistema gobernante hereditario en el país.

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