ESTAMBUL, 15 Dic. (Reuters/EP) -
Casi 200 militares turcos, tanto retirados como en activo, serán juzgados a partir de este jueves por, presuntamente, urdir en 2003 un plan conocido como Operación Mazo para desestabilizar al Gobierno perpetrando atentados en mezquitas y desencadenando un conflicto con Grecia con el objetivo de favorecer la intervención del Ejército en la vida política.
Las numerosas detenciones que se realizaron este año durante la primera fase de las investigaciones sobre el caso conmocionaron a la población turca. Posteriormente, el Gobierno suspendió a tres generales acusados de estar implicados en la presunta trama.
Entre los 196 acusados figuran varios antiguos comandantes de alto rango y los fiscales piden para algunos de ellos hasta 20 años de prisión. Las acusaciones se centran en un seminario en que el que los militares habrían discutido sobre cómo podían perjudicar al Gobierno, pero los demandados niegan que estuviesen conspirando y mantienen que las situaciones hipotéticas de las que hablaron en el seminario se enmarcaban en un simulacro de guerra.
Este caso pone de manifiesto la desconfianza que persiste entre el Ejército y la formación gobernante, el AKP, del primer ministro Recep Tayyip Erdogan. Según sus detractores, el AKP tiene tendencias islamistas, aunque esta formación se define a sí misma como una versión musulmana de los partidos cristiano demócratas europeos.
A través de las reformas cuyo objetivo es hacer que Turquía sea un país apto para entrar en la Unión Europea, el Ejecutivo de Erdogan ha reducido la influencia del Ejército, que ha derrocado cuatro gobiernos civiles desde 1960.
Además, las políticas del partido gobernante han hecho posible una transformación económica que ha hecho que disminuya el poder de las viejas élites formadas por generales, jueces y docentes defensores de los principios laicos del fundador de la República, Kemal Ataturk.