MADRID, 16 Ago. (EUROPA PRESS) -
El cuerpo de paramilitares federales de Pakistán, bajo el control del Ministerio del Interior, ha tenido que intervenir en la localidad de Jaranwala, ubicada en la provincia paquistaní de Punyab, después de que una turba violenta haya quemado varias iglesias e instaurado el caos tras unas acusaciones de blasfemia contra un joven cristiano.
Los alborotadores han quemado hasta cinco iglesias y han vandalizado un cementerio cristiano, mientras que también han saqueado inmuebles con objetos de valor y han logrado demoler la vivienda de un joven acusado de blasfemar contra el Corán y el profeta Mahoma, ha recogido el diario 'Dawn'.
Tahir Ashrafi, presidente del Consejo de Ulemas de Pakistán, que agrupa a los doctores de la ley islámica, ha asegurado que varios líderes religiosos han visitado la zona para abordar la situación de seguridad, que permanece tensa tras la pacificación por parte del cuerpo de paramilitares federales.
El primer ministro en funciones del país, el baluche Anwarul Haq Kakar, ha asegurado en la red social X, anteriormente conocida como Twitter, que se encuentra "destrozado" por las imágenes de violencia que llegan desde la localidad de Jaranwala.
"Se tomarán medidas severas contra aquellos que violen la ley y ataquen a las minorías. Se ha pedido a todas las fuerzas del orden que detengan a los culpables y los lleven ante la justicia. Tenga la seguridad de que el Gobierno de Pakistán apoya a nuestra ciudadanía en igualdad de condiciones", ha agregado.
Por su parte, el presidente y obispo de la Iglesia de Pakistán, Azad Marshall, ha señalado en la citada red social que la comunidad cristiana está "profundamente dolida y angustiada". "Una iglesia se está quemando mientras escribo este mensaje", ha subrayado.
La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán ha alertado en un mensaje en la red social X que estos ataques extremistas, que son "sistemáticos, violentos y, a menudo incontenibles", se han incrementado "en los últimos años".
"El estado no solo ha fallado en proteger a sus minorías religiosas, sino que también ha permitido que la extrema derecha penetre y se introduzca tanto en la sociedad como en la política. Tanto los perpetradores como los instigadores de esta violencia deben ser identificado y castigados con todo el peso de la ley", ha dicho.
La blasfemia es un tema extremadamente delicado en Pakistán y los acusados por ella acaban convertidos en objetivos de los grupos de vigilantes musulmanes extremistas. En algunos casos, han sido tiroteados, quemados vivos o apaleados hasta la muerte.
