Cavaco Silva toma posesión como presidente de Portugal

Europa Press Internacional
Actualizado: jueves, 9 marzo 2006 9:27

LISBOA, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -

El conservador Aníbal Cavaco Silva asegura que no es un profesional de la política, sin embargo, es junto con el socialista Mario Soares el político que más cargos gubernamentales ha tenido y a partir de hoy será el nuevo presidente de la República y el primero de derechas.

Este economista de 66 años, es introvertido pero determinado, piensa con cuidado todo lo que dice y ha marcado la vida política del país. El nuevo jefe del Estado portugués tiene por delante cinco años y un complicado reto, cumplir los altos patrones de exigencia que anunció en su campaña y que pueden marcar un nuevo ciclo en Portugal.

La prioridad es dar confianza a los portugueses, "proyectando una imagen de rigor, exigencia e intransigencia respecto a la corrupción" porque "la defensa de los intereses nacionales pasa por crear un ambiente de mayor confianza para los agentes económicos y sociales", ya que ésta "es fundamental para atraer la inversión y crear empleo", afirmó Cavaco en su discurso de victoria la noche electoral del pasado 22 de enero.

Pero Cavaco es un hombre de retos, fue el primero en lograr una mayoría absoluta en la historia de la política portuguesa, líder del Partido Social Demócrata que más tiempo duró en el cargo, diez años --los mismos que fue primer ministro-- en el gobierno más largo de toda la historia democrática de Portugal y venció en estas elecciones presidenciales a cuatro candidatos de izquierda en primera vuelta.

A sus 66 años y después de 10 retirado de la política activa, el ex ministro de Finanzas y ex primer ministro vuelve a la política como jefe del Estado y con la obligación de cohabitar con un gobierno socialista, aunque a pesar de las reticencias iniciales, ahora son pocos los que dudan de que la convivencia será buena.

Cavaco, nació en una familia humilde del sur del país, aunque a base de tenacidad estudió Economía en la universidad inglesa de York, se define a si mismo como un hombre de familia, aunque nunca la mezcla con la vida política. Muchos de sus detractores lo tildan de arrogante, frío y calculador, pero él se defiende argumentando que no le gusta la conversación de circunstancias, habla con soltura de temas económicos pero se siente incómodo ante cuestiones diferentes.

No se siente a gusto con la prensa ni entre grandes multitudes, ya que aunque se esfuerza, la espontaneidad no es uno de sus fuertes, reconocen sus más próximos.

"No soy un hombre de retórica, es obvio, pero soy una persona que comunicadora", afirma el nuevo presidente, al que no le gusta leer periódicos, aunque sí, libros históricos, biografías y novelas policiales.

Pero ese aspecto de hombre frío e imperturbable no quita para que todos le reconozcan su competencia y sus valores. Aunque gran parte del apoyo que recibe viene de la derecha, él se define como un socialdemócrata y asegura que no olvida sus orígenes humildes ni las cuestiones sociales. A sus 41 años se ganó la reputación de liberal económico, cuando era ministro de Finanzas del entonces primer ministro Francisco Sá Carneiro.

Después, en 1985, como jefe del Gobierno, la ratificó, fue el responsable por el gran aumento de la función pública, de los recortes en los impuestos y la liberalización de la economía, que incluye la privatización de empresas públicas que dieron lugar a varios años de crecimiento económico ininterrumpido que aumentó su popularidad, que en 1987, tras una moción de censura que obligó al presidente Soares a disolver el Parlamento, le permitió lograr la primera mayoría absoluta de la historia política del país, y en 1991 la segunda.

Pero su segundo mandato no fue tan exitoso como el primero ya que la crisis económica en la que se sumergió el país en 1992 generó desempleo y dejó entrever una característica hasta el momento no muy evidente del primer ministro y que, según muchos de sus detractores, permanece hasta ahora, la arrogancia, que acabó con su popularidad y la de su Gobierno.

Ahora Cavaco asegura ser "una persona diferente", más abierta, más dialogante, aunque insiste cuidadosa y defensivamente en el mensaje que quiere transmitir. Asegura que como primer ministro "me hubiera gustado haberlo hecho mucho mejor", pero dice que aunque está de vuelta no quiere "ajustar cuentas con el pasado".

Ahora conoce mejor la realidad portuguesa y asegura que el distanciamiento de la política le ha preparado para ejercer mejor sus funciones. Su principal motivo para volver a la vida pública después de diez años, en los que escribió sus memorias y opinó sobre los acontecimientos relevantes de la vida pública portuguesa, es que "sé que Portugal puede vencer", frase que tomó como eslógan de su campaña.

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