NUEVA YORK 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
La ONG pro Derechos Humanos Human Rights Watch, ha pedido a las "democracias occidentales" que "superen su aversión" a los grupos islamistas que actualmente gozan del apoyo popular mayoritario en los países que han sido escenario de un cambio de régimen en el marco de las revoluciones de la Primavera Árabe del año pasado.
HRW recomienda, no obstante, que la comunidad internacional abandone el errático comportamiento demostrado antes de imponer definitivamente sanciones a Siria, donde han fallecido miles de personas en el transcurso del levantamiento contra el régimen del presidente Bashar el Assad, y que reaccione a la situación en Yemen, donde el presidente saliente, Abdulá Salé ha reprimido a la población sin consecuencias significativas al ser considerado un bastión contra Al Qaeda.
Particularmente mal parada resulta la Unión Africana, "vergonzosamente cómplice" de los dictadores. "A pesar de haber sido fundada para promover la democracia, se ha convertido en un club de apoyo a los dictadores, alineándose con cualquier Gobierno que esté en el poder a pesar de su conducta", condenó la ONG.
"Su papel ha sido irrelevante y, en el peor de los casos, de poca ayuda". Tampoco se ven favorecidas ni Rusia ni China, que vetaron la resolución de condena contra Siria planteada el pasado mes de octubre en Naciones Unidas. Brasil, Sudáfrica e India --que junto a Moscú y Pekín-- conforman el núcleo de países con economías emergentes, son "socios en la indiferencia" ante las revoluciones populares.
FIN DEL RESPALDO A LOS AUTÓCRATAS
El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, considera que las revoluciones en Túnez, Egipto o Libia han demmostrado a los líderes occidentales que es necesario poner fin a su política de respaldo a "los autócratas árabes" que han servido a sus intereses hasta el año pasado.
El informe recomienda igualmente que Occidente debe demostrar una mayor consistencia a la hora de apoyar a las fuerzas democráticas del mundo árabe. "Tienen que aceptar que hay momentos en los que el Islam político representa una preferencia mayoritaria. Los partidos islamistas son genuinamente populares porque muchos árabes entienden que se tratan de la antítesis del régimen autocrático".
Roth añadió que "cuando aparecen estos Gobiernos inspirados en el Islam, la comunidad internacional deben animarlos, presionarlos incluso, para que respeten los Derechos Humanos, como hacen los partidos y Gobiernos de Europa que aceptan el Cristianismo.
HRW pide así que la comunidad internacional ratifique su alianza con los reformistas democráticos a expensas de "los amigos autócratas" quienes deben ser abandonados.
Por otro lado, la ONG aplaudió la dureza demostrada por Estados Unidos y la Unión Europea contra el antiguo régumen del fallecido líder libio Muamar Gadafi, cuyas prácticas de represión popular derivaron en la intervención la OTAN para proteger a los civiles, y que desembocó en el derrocamiento de Gadafi y su muerte a manos de las fuerzas rebeldes.
Sin embargo, además de Siria y Yemen, la comunidad internacional "tampoco ha adoptado una postura contundente" contra las revueltas en Bahréin "por deferencia a Arabia Saudí", según Roth, que entiende que el reino árabe se muestra incómodo ante la posible existencia de una democracia vecina.