Desnutridos y en muchos casos solos, así llegan miles de niños venezolanos a Perú

Valery Contreras, niña venezolana de 4 años en Rumichaca
UNICEF/ MANUEL MORENO GONZÁLEZ 
Actualizado: sábado, 17 noviembre 2018 9:04

UNICEF alerta del riesgo de trata entre las adolescentes y subraya la importancia de que los menores tengan acceso a la educación

MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -

Más de tres millones de personas han abandonado Venezuela para escapar de la crisis económica y política en la nación caribeña. En Perú hay ya unos 500.000, entre ellos 80.000 niños y adolescentes, algunos de los cuales han viajado solos. Llegan con necesidades físicas, incluso desnutrición crónica, pero también "en una situación de fragilidad emocional muy grande".

La representante adjunta de UNICEF en Perú, Olga Isaza, ha explicado en una entrevista concedida a Europa Press que la frontera norte de Perú, concretamente la localidad de Tumbes, es uno de los puntos calientes. Las peores escenas se vivieron en vísperas del 31 de octubre, cuando expiró el plazo dado por el Gobierno de Martín Vizcarra para obtener el Permiso Temporal de Permanencia (PTP).

"Hubo un flujo muy grande de venezolanos tratando de entrar antes de ese día para obtener el PTP", que les permite vivir y trabajar legalmente en Perú, ha contado Isaza. Miles hicieron cola durante días para cruzar a tiempo, pero muchos no lo consiguieron y han optado por "solicitar refugio" para intentar conseguir un estatus migratorio legal.

        Unicef / Manuel Moreno González 

Los niños "vienen con bastantes necesidades de salud". UNICEF ha detectado casos de desnutrición aguda (3,2 por ciento), mientras que la desnutrición crónica se ha disparado al 16,5 por ciento, según un informe reciente sobre el estado de salud de los menores venezolanos llegados a Tumbes. A ello hay que añadir enfermedades diarreicas y respiratorias. "En general, requieren una atención médica inmediata o poco después de su llegada", ha indicado Isaza.

"Lo otro muy importante son los espacios amigables para niños, que son lugares donde pueden estar seguros y cuidados mientras los adultos hacen los trámites migratorios y donde se ofrece soporte psicológico, unos primeros auxilios psicológicos para los niños y sus familias, porque vienen en una situación de fragilidad emocional muy grande", ha añadido.

Isaza ha destacado la importancia de interceptar a los menores venezolanos en la frontera. "Hemos identificado a taxistas que se ubican afuera del puesto fronterizo para ofrecer a las adolescentes transporte gratuito hacia Lima" y "personas que van hasta el puesto fronterizo a ofrecerles trabajos en bares o locales nocturnos. Es evidente que hay un riesgo de trata", ha sostenido.

MENORES NO ACOMPAÑADOS

La vulnerabilidad es mayor en el caso de los niños que han atravesado la región sin la compañía de ningún adulto. Unos llegan para encontrarse con los familiares que emigraron antes. Isaza ha precisado a este respecto que los primeros migrantes venezolanos eran hombres con formación técnica o profesional, si bien desde junio ese perfil ha cambiado y ahora son mujeres y niños que buscan la reunificación familiar.

Jesús, de 8 años, se ha reunido con su madre después de un periplo de ocho meses que le ha llevado a "atravesar ríos y montañas". "Yo había días que no podía mandar al niño al colegio porque no tenía desayuno", ha dicho su madre, Angie Freitas, a UNICEF. Le dejaba dormir hasta la hora del almuerzo porque tenía que elegir entre darle de desayunar o de almorzar. "Me dije: 'yo no puedo seguir en esto'".

Cuando son niños que tienen "una red familiar medianamente establecida", UNICEF trabaja con las autoridades peruanas para "verificar que esto es así" buscando "el referente en Perú o el referente en Venezuela" y se intenta que viajen lo antes posible a donde se encuentran su familia acompañado de Policía o de otras instituciones de protección hasta llegar a su destino.

         Reuters

Aquí llegan con "la fuerza emocional" de saber que van a encontrarse con su familia. "Entonces, aunque llegan de unas jornadas muy duras, llegan a una situación que de alguna manera les da ilusión". Sin embargo, hay casos más complicados marcados por la incertidumbre del futuro una vez alcanzan suelo peruano.

Por ejemplo, "algunos son adolescentes emancipados" y se busca que las autoridades peruanas les reconozcan la misma situación. Para quienes están absolutamente solos, se intenta que sean acogidos por familias locales. "Pero esto no es tan fácil en Perú" porque privilegia la estancia en centros públicos, ha lamentado.

VUELTA A LA NORMALIDAD

Isaza ha apuntado a Lima como otra de las zonas de atención prioritaria a los migrantes venezolanos en Perú. El principal objetivo es integrar a los niños en el sistema educativo peruano para que recuperen cuanto antes su rutina diaria. UNICEF calcula que para el próximo año va a haber cerca de 70.000 nuevos alumnos venezolanos.

El reto en este sentido es que los niños migrantes se repartan por las aulas peruanas de modo que no saturen el sistema educativo. "Si se concentran en una sola localidad, ahí los cupos van a estar más que superados", ha augurado Isaza. Por eso, UNICEF y las autoridades peruanas están distribuyendo a las familias migrantes por todo el territorio.

De acuerdo con Isaza, "hasta ahora ha habido una muy buena recepción", a pesar de que en muchos casos las familias ya cuentan con parientes en Perú y quieren dirigirse a los lugares donde se encuentran. "Vienen con mucha disposición (...) a adaptarse a como dé lugar. Es su nueva vida", ha valorado.

Un segundo desafío es reconstruir la historia educativa. Los migrantes venezolanos suelen viajar sin documentos esenciales, como el pasaporte, por lo que es aún menos frecuente que tengan el expediente escolar de sus hijos. "Si estudiaron hasta segundo de secundaria" hay que confirmarlo y conseguir que las autoridades peruanas lo convaliden para que pueda retomar su educación, ha ilustrado.

PREVENIR LA XENOFOBIA

Otro de los desafíos es el encaje con las comunidades de acogida, ha comentado Isaza. De momento, "la sensación es que la gente está aceptando a los migrantes venezolanos, no hay rechazo, no hay brotes de xenofobia". "Y queremos que eso se mantenga, pero obviamente es difícil", ha asumido, por lo que UNICEF ha comenzado a hacer campañas de sensibilización.

La 'número dos' en Perú del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia ha advertido de que el creciente éxodo venezolano podría hacer estallar dicho equilibrio. La ONU estima que, "si la tendencia se mantuviera, para final de 2019 va a haber 1,3 millones de venezolanos en Perú", de los cuales unos 200.000 serían niños.

Para contener esta salida masiva, el Gobierno de Nicolás Maduro ha pedido a UNICEF que fortalezca su programa en Venezuela, "de manera que podamos atender las necesidades de los niños venezolanos en su país, tratando de que las condiciones de vida sean las mejores y de que sus derechos estén garantizados".

Isaza ha señalado como otro posible detonante las "precarias" condiciones en las que viven muchos niños peruanos. Así, ha recordado que el 80 por ciento ha confesado haber sido víctima de violencia física o sexual en algún momento de su vida y que el 13 por ciento de las adolescentes son madres o están embarazadas, en algunos casos fruto de dicha violencia sexual.

UNICEF trabaja para erradicar estos abusos, "dar oportunidades" a los niños y adolescentes a través de la educación y "generar mayor equidad" haciendo que los "impresionantes avances" de Perú en cuanto a reducción de la mortalidad infantil, de la desnutrición crónica y a cobertura en educación básica "lleguen hasta el último niño". "Estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que no se haga diferenciación entre venezolanos y peruanos", ha asegurado.

Isaza ha enfatizado que la crisis migratoria de Venezuela, que "es nueva para América Latina" por la gran cantidad de personas en tránsito y de países afectados, requiere una respuesta de desarrollo, "que tiene que ver con resiliencia, con adaptación", no una mera respuesta de emergencia.

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