Actualizado: jueves, 17 diciembre 2015 19:18

DIYARBAKIR (TURQUÍA), 17 Dic. (Reuters/EP) -

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha advertido este jueves de que las milicias kurdas podrían quedar aniquiladas en las operaciones lanzadas por el Gobierno contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en dos localidades en el sureste del país, las cuales en dos días se han cobrado la vida de 25 combatientes kurdos.

Erdogan ha asegurado que las operaciones continuarán hasta que la zona sea "limpiada" de milicianos y sus barricadas y trincheras sean destrozadas. "Seréis aniquilados en esas casas, esos edificios, esas zanjas que habéis cavado", ha asegurado ante una multitud en Konya. "Nuestras fuerzas de seguridad continuarán luchando hasta que (la zona) haya sido completamente limpiada y se establezca una atmósfera pacífica", ha advertido el presidente.

El primer ministro, Ahmet Davutoglu, en declaraciones recogidas por el periódico 'Milliyet', ha explicado este jueves que las incursiones tienen el objetivo de frustrar movimientos que desencadenen en una guerra civil.

"Si hemos desplegado un poco más (las operaciones), su intención es lanzar una guerra civil más exhaustiva", ha asegurado Davutolgu, en referencia al prokurdo Partido Democrático del Pueblo (HDP), afirmando que sus líderes están "jugando con fuego". Además, los ha acusado de actuar de forma arrogante tras hacerse con el 13 por ciento de los votos en las elecciones de junio.

El primer ministro ha dicho esta semana que Ankara quería evitar que el PKK "expandiera la violencia" desde Siria e Irak a Turquía, y que para ello iba a imponer el control en algunas localidades, como ha hecho el Ejército en las zonas montañosas donde los combatientes estuvieron activos en el pasado.

Del total de bajas del PKK, 24 murieron en Cizre y uno en Silopi, según han informado las Fuerzas Armadas turcas en un comunicado. Ocho miembros de las fuerzas de seguridad han sido heridos de forma leve.

Las dos localidades, en la provincia de Sirnak cerca de las fronteras con Siria e Irak, se han convertido en el objetivo principal de las últimas operaciones anti-PKK, en las que los medios turcos aseguran que están participado 10.000 agentes de Policía y militares, respaldados por tanques. El lunes estuvieron bajo toque de queda.

MILES DE DESPLAZADOS

Un diputado de Konya del HDP, Ferhat Encu, ha explicado que los toques de queda "se han convertido en un proceso de destruir sus localidades", lo que ha forzado a la gente a huir. "Los ataques sin objetivos determinados y los bombardeos llevados a cabo por las fuerzas de seguridad suponen un ataque al pueblo kurdo por parte del Gobierno, que quiere bloquear vecindarios", ha lamentado Encu en un texto parlamentario dirigido al ministro de Interior.

El colíder del HDP, Figen Yuksekdag, ha asegurado que 200.000 personas se han visto desplazadas en los últimos meses como resultado del conflicto en el sureste, acusando al Estado de dirigir una guerra contra los kurdos.

El PKK inició su insurgencia en 1984 y más de 40.000 personas han muerto en el conflicto. Las conversaciones de paz entre su líder encarcelado Abdulá Ocalan y el Estado se detuvieron a principios de 2015.

La insurgencia de tres décadas del PKK se intensificó de nuevo en julio después de que colapsase el alto el fuego de dos años, sumergiendo de nuevo al suroeste del país, principalmente kurdo, en un conflicto abierto. El grupo es considerado organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la UE.

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