El defensor asegura que ha perdido 18 kilos y que está "sufriendo un deterioro físico y mental", pero EEUU lo niega
SAN JUAN, 22 Ago. (EP/AP) -
La salud de Sami al Hajj, un cámara de la televisión árabe Al Yazira detenido en la prisión de Guantánamo y que está en una huelga de hambre, se ha deteriorado dramáticamente en los últimos meses, según las notas publicadas hoy por su abogado, Clive Stafford Smith, después de que fuesen censuradas por las autoridades estadounidenses.
Al Hajj perdió 18 kilos desde que comenzó su huelga de hambre el año pasado, debido a la cual ha desarrollado problemas intestinales aparte de otras enfermedades y dolencias. Según los apuntes tomados por el abogado durante su reunión con el cámara, que lleva en Guantánamo desde junio de 2002, éste se mostraba ansioso e "incluso paranoico", y encontraba difícil concentrarse o hablar en su anteriormente fluido inglés.
"Se está perdiendo", dijo Stafford Smith. "Sin ninguna duda está sufriendo un deterioro tanto físico como mental por la huelga de hambre", añadió el abogado, quien declaró además que, aunque la reunión fue a principios de julio, solo recibió las notas a finales de esta semana.
Los abogados de los detenidos de la prisión situada en la Bahía de Guantánamo, en Cuba, deben someter sus apuntes sobre las reuniones con los prisioneros a la revisión de las autoridades estadounidenses bajo el pretexto de prevenir la filtración de información clasificada. Este proceso dura normalmente unas dos semanas. Stafford Smith denunció que algunas partes de sus notas fueron eliminadas.
Por su parte, el portavoz de la prisión, el comandante de la Armada, Rick Haupt, negó que Al Hajj hubiese perdido 18 kilos, y alegó que el detenido está en su peso ideal. Haupt indicó que ninguno de los presos que están en huelgas de hambre se encuentra en peligro médico inmediato "gracias a los heroicos esfuerzos del equipo médico que se esfuerzan por mantener la vida y la salud de los detenidos".
El portavoz informó que hay 22 presos en huelgas de hambre, incluyendo los 20 que están siendo alimentados forzosamente a través de un tubo nasal para "prevenir que se mueran de hambre".
"AYUNO VOLUNTARIO"
Varios detenidos comenzaron las huelgas de hambre en agosto de 2005 para protestar por su confinamiento indefinido, aunque el numero de participantes ha sido muy variable, algunas veces incluso sólo dos. Las autoridades militares calificaron la huelga de hambre como un "ayuno voluntario" dirigido a conseguir la simpatía internacional.
A través de su abogado, Al Hajj denunció que el equipo médico usaba largos tubos para alimentar a los detenidos y que algunas veces los habían insertado incorrectamente, alcanzando los pulmones en lugar de el estómago, o que se habían olvidado de usar un lubricante. El Ejército negó ambas acusaciones.
El cámara se quejaba también de que les quitaban todos los efectos personales a los huelguistas, dejándoles solo las ropas y una fina manta sobre la que dormir. Según los militares estadounidenses, las huelgas de hambre son consideradas una violación de las reglas del campo, por lo que son confiscados todos los "bienes de confort" como la ropa extra, los colchones o el acceso a los libros de la biblioteca.
Un diario sudanés publicó que Estados Unidos planeaba liberar al cámara de Al Yazira pronto, pero el abogado comentó que el Gobierno le había dicho a la familia que la información no era correcta. "Temo que sean sólo rumores", manifestó.
"OBSESIONADO" CON LA MUERTE
En la reunión, Al Hajj aparecido ojeroso y se quejó de que un guardia le había roto un dedo del pie empujándolo cuando le escoltaba hacia el lugar de recreo, lo que también fue negado por los militares. Su abogado informó de que el detenido parecía casi incoherente de vez en cuando "y obsesionado" con la muerte. "Tengo miedo de que esto refleje que su salud mental se esté deteriorando", concluyó.
Al Hajj, de 38 años, es el único periodista de una importante cadena de noticias internacional encarcelado en Guantánamo. Fue detenido en la frontera de Afganistán por las autoridades paquistaníes en diciembre de 2001 y fue entregado a las fuerzas estadounidenses, que sólo seis meses después le encerraban en la prisión de Cuba.
Las autoridades norteamericanas le acusan de esconderse bajo presuntas misiones de caridad durante los años noventa para en realidad colaborar con grupos milicianos, aunque todavía no han presentado ningún cargo formal contra él.