MADRID, 6 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Irán ha negado cualquier vinculación con las manifestaciones antigubernamentales en Turquía tras la detención de un ciudadano iraní en Estambul en el marco de los disturbios con presuntos lazos con los servicios de Inteligencia del país persa.
El portavoz del Ministerio de Exteriores, Abbas Araqchi, ha asegurado que Teherán "ha solicitado oficialmente una explicación al Gobierno turco sobre la exactitud de las informaciones", publicadas por el diario turco 'Today's Zaman'.
"Hemos solicitado a Ankara que nos facilite acceso consular a esta persona en caso de que se demuestre que tiene nacionalidad iraní", ha agregado Araqchi, según ha informado la cadena de televisión iraní Press TV.
La ferocidad de la represión de las protestas iniciales el viernes, que comenzaron por los planes del Gobierno de construir en el parque Gezi, en la plaza Taksim, ha sorprendido incluso a los partidarios del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y ha sido condenada también por Estados Unidos.
Hasta el momento dos personas han fallecido y varias decenas han resultado heridas en el marco de las protestas, que se han saldado además con más de mil detenidos.
Entretanto, la principal federación de sindicatos del sector público, el izquierdista KESK, que representa a 240.000 afiliados, comenzó el martes una huelga general de dos días, originalmente convocada para defender los derechos de los trabajadores, para protestar contra la represión policial de las protestas pacíficas iniciales.
"Estas operaciones han ahogado el país en gases lacrimógenos. El primer ministro se ha vuelto tan despiadado como para describir a los millones que ejercen sus derechos democráticos (...) de un 'puñado de saqueadores marginales'", denunció el KESK en un comunicado.
Los críticos acusan al Gobierno que lidera Erdogan de ser el causante de los problemas que sufre estos días el país por haber arremetido contra los manifestantes en los primeros días de movilizaciones y por haber intentado vincularlos con el terrorismo.
Desde que Erdogan abandonó el país esta semana por una gira por el norte de África, el viceprimer ministro turco, Bulent Arinç, ha intentado adoptar un tono más conciliador con los manifestantes, tras haberles pedido perdón el martes por la excesiva fuerza empleada por la Policía en los primeros días de manifestaciones.
La Policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes, lo que provocó que las protestas derivaran en enfrentamientos y, posteriormente, se extendieran a otras ciudades. En los seis días de manifestaciones, dos personas han muerto y más de 3.000 han resultado heridas.