BEIRUT, 7 Jul. (De la enviada especial de EUROPA PRESS Ana Pisonero) -
La portavoz del Centro de Coordinación para la Desactivación de Minas de la ONU, Dalya Farran, consideró hoy que el trabajo que realizan técnicos de distintos países en todo el mundo -entre ellos España a través de su contingente integrado en la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (FINUL)-- para neutralizar minas y bombas de fragmentación en las localidades del sur del país, artefactos esparcidos durante la guerra del pasado verano entre Israel y la milicia chií libanesa de Hezbolá, podrían acabar a finales de este año.
No obstante, matizó que dado que la "prioridad" de la ONU es "eliminar todos los posibles peligros" para los civiles, todas aquellas "zonas no frecuentadas regularmente serán abordadas en una segunda fase". "Las áreas residenciales y agrícolas serán el objetivo para el año 2008", incidió.
Las últimas cifras elevan a 30 el número de expertos en deminación que han perecido en trabajos de limpieza y neutralización de estos artefactos desde el 14 de agosto, fecha en la que terminó la guerra que ambas partes libraron durante 33 días, principalmente, en el sur de Líbano, mientras que las personas heridas se sitúan en 175.
Según explicó la portavoz al diario libanés 'Daily Star' los expertos trabajan en la actualidad en "alrededor de 922 ubicaciones en varias zonas del sur". "Algunas zonas ya han sido cubiertas. Los 96 equipos, integrados por unos 1.300 expertos y formadores están haciendo todo lo que pueden para terminar su misión lo antes posible", señaló.
El trabajo está siendo realizado gracias a los esfuerzos conjuntos, dijo, de organizaciones privadas y el Gobierno, así como el Ejército libanés, la propia FINUL y expertos del Ejército neozelandés y precisó que hasta la fecha se han neutralizado un total de 122.500 minas y bombas de fragmentación o de racimo que no explotaron durante el conflicto.
A pesar de estos esfuerzos, Farran lamentó las dificultades a las que se enfrentan los técnicos, entre ellas, el rechazo de Israel a identificar y entregar los mapas de los lugares donde lanzaron las bombas de fragmentación e instalaron las minas. Según cifras de la ONU, alrededor de cuatro millones de este tipo de bombas fueron utilizadas por Israel durante la última guerra, de las que se calcula que una cuarta parte, es decir, un millón de ellas no han explotado y representan un grave peligro para la población.
Por su parte, el ministro de Defensa luxemburgués, Jean-Louis Shiltz, lamentó hace un par de días en el marco de una visita al contingente de FINUL que la misión de mantenimiento de la paz de la ONU no estuviera haciendo suficiente esfuerzo para retirar las bombas racimo. "Los trabajos que realiza FINUL para luchar contra las bombas de fragmentación deben ser reconocidos, pero no son suficientes y necesitan ampliarse", insistió, según declaró al término de una visita con su homólogo libanés, Elias Murr. "Los niños en el sur no pueden jugar y moverse tranquilamente porque su tierra está infestada con bombas de fragmentación", concluyó.