BAGDAD, 16 Dic. (Reuters/EP) -
Estado Islámico está redoblando la intensidad de sus contraataques en su bastión iraquí de Mosul aprovechando el mal tiempo, que está dificultando la observación de los satélites y cegando a las fuerzas que intentan retomar la ciudad en una ofensiva que cumple ya su tercer mes, según han confirmado fuentes de seguridad.
Las milicias yihadistas han aprovechado la fuerte nubosidad para desencadenar una serie de ataques durante los últimos cuatro días en los barrios de Al Quds, Tamim y Al Nur, en el este de Mosul. "Hemos escuchado explosiones, tiros y gritos de 'Alá es grande, Estado Islámico se queda', ha declarado un residente de Tamim.
La ofensiva, que comenzó el 17 de octubre, ha provocado el éxodo de más de 100.000 personas y la situación humanitaria de la población iraquí atrapada en la ciudad se encuentra cada vez más deteriorada.
AVANCE LENTO
Como preveían las fuerzas estadounidenses e iraquíes, Estado Islámico ha absorbido el avance inicial y ha comenzado a responder con ataques selectos sobre puntos concretos de la ciudad, lo que va a provocar que Mosul no regrese a las manos del Gobierno iraquí hasta entrado 2017.
Hasta el momento, las fuerzas iraquíes han recuperado aproximadamente la mitad del este de la ciudad -- dividida en dos por el río Tigris --, según estima el Servicio Antiterrorista de Estados Unidos. Cuatro de los cinco puentes de la ciudad han sido destruidos por las fuerzas progubernamentales para limitar la capacidad de desplazamiento de los rebeldes, que antes los empleaban para transportar coches bomba.
Ahora, las fuerzas iraquíes están actuando como retén a la espera de que los constantes ataques aéreos acaben decimando a los yihadistas. "Es una cuestión de tiempo", apunta el director del grupo de expertos Centro Iraquí para el Pensamiento Político, Ishan al Shammari. "Se están quedando sin equipo y sin munición", ha apuntado.
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