YUBA, 28 (DPA/EP)
Al menos 28 personas han muerto y diez niños han sido secuestrados en el marco de los enfrentamientos entre las comunidades murle y dinka en la localidad de Makolcuei, en el estado de Jonglei, en el este de Sudán del Sur.
El dirigente local Mabior Mawut ha contado a la agencia de noticias DPA que los choques tuvieron lugar el lunes por la noche cuando hombres armados de la etnia murle atacaron a los dinka en Makolcuei.
"Aún estamos buscando porque muchas personas están desaparecidas", ha dicho Mawut, advirtiendo con ello de que el balance de víctimas mortales podría aumentar en las próximas horas.
Además de los 28 muertos y 19 heridos que dejó este ataque, los murle se llevaron a diez niños --algo que suelen hacer para usarlos como esclavos domésticos-- y robaron unas 150 cabezas de ganado, de acuerdo con Mawut.
Por otra parte, las autoridades sursudanesas han confirmado que al menos 15 personas murieron la semana pasada en enfrentamientos relacionados con el robo de ganado en el condado de Tonj Norte, ubicado en el estado de Warrap.
El director ejecutivo del condado, Aduot Ayieny Aleu, ha indicado que el incidente tuvo lugar el 24 de julio en un campamento de ganado en Awul Payam, antes de acusar de lo sucedido a jóvenes llegados desde asentamientos cercanos.
"Más de mil vacas fueron robadas, pero todas fueron posteriormente recuperadas", ha dicho, en declaraciones a la emisora sursudanesa Radio Tamazuj. Asimismo, ha recalcado que hay fuerzas organizadas por temor a nuevos ataques.
El descenso experimentado por la violencia política en el país durante los últimos meses se ha visto reemplazado por una explosión de violencia intercomunitaria relacionada en parte con la inseguridad alimentaria tanto en el estado de Jonglei como en la región del Gran Pibor.
Estos conflictos, asociados tradicionalmente al pastoreo, han degenerado en los últimos años a combates militares en firme por culpa de la adquisición de armamento de contrabando.
Ante esta situación, el presidente del país, Salva Kiir, anunció a principios de julio una serie de medidas para acabar con la creciente violencia intercomunitaria, incluida una campaña de desarme a gran escala en todo el territorio con motivo del noveno aniversario de la independencia del país.
"Desgraciadamente, nuestro éxito a la hora de poner fin a la violencia política se está viendo ahora amenazado por un tipo diferente de violencia: el conflicto intercomunitario que se está propagando en distintas partes de nuestro país", lamentó.
"No permitiremos que esta nueva amenaza dé marcha atrás a nuestros logros", prometió el mandatario, quien anunció que se pondría en marcha "un diálogo intra e inter comunitario" que permita "abordar las causas en la raíz de estos enfrentamientos".