Estado Islámico, milicianos
Foto: REUTERS
Actualizado: lunes, 21 septiembre 2015 16:51

MADRID, 21 Sep. (EDIZIONES) -

   Estado Islámico "no es la utopía que sus vídeos prometen" y sus propios milicianos están preocupados tanto por la estrategia como por las tácticas que lleva a cabo el grupo terrorista que lidera Abú Bakr al Baghdadi. Estas son las conclusiones de un estudio realizado por el Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR) en base a los testimonios de 58 milicianos que han desertado en los dos últimos años.

   Según resalta este centro con sede en Londres, se trata de 58 casos de deserciones en las que los ya ex milicianos han hablado en público, pero podrían ser muchos más, sin que por otra parte se pueda concluir que "los combatientes de Estado Islámico están 'desilusionados'".

   Desde el ICSR inciden que "el testimonio de los desertores puede ser importante a la hora de ayudar a evitar que jóvenes sean radicalizados y reclutados" puesto que "nadie tiene más credibilidad a la hora de contestar la narrativa de Estado Islámico y dar una impresión realista de lo que son el grupo y la sociedad totalitaria que busca crear que las personas que lo han experimentado".

   En concreto, el ICSR, que dirige Peter Neumann, ha analizado las declaraciones realizadas por 58 desertores, de los que siete eran mujeres, desde enero de 2014, "tan solo ocho meses después de que se formara el grupo", hasta agosto de este año. La mitad de los casos estudiados corresponden a deserciones de este verano. Por nacionalidades, 21 de ellos eran sirios y 17 de otros países de Oriente Próximo, pero también hay nueve de países de Europa Occidental y Australia.

   El análisis de las declaraciones de los desertores permiten entender en parte los motivos por los que decidieron unirse a este grupo terrorista y que, según el ICSR, son muy similares a los que posteriormente les llevan a abandonar sus filas.

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   Estos son los cuatro principales motivos para desertar aducidos:

LUCHAS CON OTROS GRUPOS INSURGENTES

   Una de las críticas más recurrentes de los desertores es la implicación de Estado Islámico en combates contra otros rebeldes suníes. El grupo terrorista ha declarado como "enemigos" al Ejército Libre Sirio (ELS), Ahrar al Sham y el Frente al Nusra, la filial de Al Qaeda en Siria, pero sus milicianos "son a menudo menos hostiles", según el informe.

   "Muchos desertores argumentan que los combates contra otros grupos suníes son un error, son contraproducentes e ilegítimos en el plano religioso", añade. Además, algunos denuncian que con ello Estado Islámico ha dejado de enfrentarse al régimen de Bashar al Assad.

   Para los desertores, "derrocar al régimen no parece ser una prioridad para Estado Islámico" igual que tampoco se ha hecho mucho por "ayudar a los suníes atacados por él". En lugar de ello, consideran que "buena parte de la atención del grupo parece consumirse en las disputas con otros grupos y en la obsesión de sus líderes con los presuntos 'espías' y 'traidores'". Esta no es "el tipo de yihad que habían venido a luchar en Siria e Irak", afirman los desertores.

BRUTALIDAD CONTRA LOS SUNÍES

   Otro de los argumentos esgrimidos es la brutalidad de la organización que lidera Al Baghdadi. Así, muchos se quejan de atrocidades y del asesinato de civiles inocentes y lamentan la ejecución de operaciones militares en las que no se tienen en cuenta los posibles daños colaterales.

   Igualmente, se refieren a la ejecución aleatoria de rehenes, al maltrato sistemático de los ciudadanos y a la ejecución de milicianos por sus propios comandantes. No obstante, destaca el ICRS, ninguno de ellos menciona la brutalidad contra otros grupos minoritarios a los que ha perseguido Estado Islámico.

CORRUPCIÓN Y CONDUCTAS NO ISLÁMICAS

   Aunque ninguno de los desertores parece creer que la corrupción sea sistémica dentro de Estado Islámico, sí que muchos citan casos de corrupción relacionados con la conducta de algunos comandantes y 'emires'. Así, se quejan de los privilegios que se dan a los extranjeros, para lo cual consideran que no hay justificación teniendo en cuenta la filosofía del grupo y el Islam en general.

   Algunos de ellos se quejan de estas conductas no son islámicas y que los altos cargos de la organización "no están cumpliendo con la promesa central de Estado Islámico, que es crear una sociedad islámica perfecta". "Aunque muchos estaban dispuestos a tolerar las durezas de la guerra, consideraban imposible aceptar la injusticia, la desigualdad y el racismo", prosigue el informe.

CALIDAD DE VIDA

   Por último, un número significativo de ellos también citan las condiciones de vida como uno de los motivos para desertar. En este grupo están, según el ICRS, aquellos que se unieron a Estado Islámico por "motivos materiales y 'egoístas'" y que pronto se dieron cuenta de que "los objetos de lujo y los coches que les prometieron no se materilizarían".

   En el caso de los occidentales, los cortes de luz y la falta de acceso a bienes básicos también influyeron en su decisión, si bien muy pocos estaban dispuestos a admitirlo, según el estudio.

   Igualmente, la decepción de sus expectativas en cuanto a "acción y heroismo" al entrar en combate les motivó a desertar. En uno de los casos, explica el ICRS, el desertor se queja de que realizaba labores "tontas" mientras que otros se quejaban de que los combatientes extranjeros eran "explotados" de forma sistemática y usados como "carne de cañón". En dos de los casos, su deserción se produjo tras enterarse que sus comandantes pretendían usarlos como terroristas suicidas.

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