Mujeres que luchan por la supervivencia materno infantil en el parto

Laila atiende a una madre y su bebé en una clínica en una aldea próxima a Herat, en Afganistán
Laila atiende a una madre y su bebé en una clínica en una aldea próxima a Herat, en Afganistán - STEFANIE GLINSKI/WORLD VISION - Archivo
 

Dos parteras formadas por World Vision inauguran en una localidad remota de Afganistán una 'Casa de la Salud Familiar'

Actualizado: lunes, 31 agosto 2020 8:07

MADRID, 31 Ago. (Por Blanca Ariño, Comunicación World Vision) -

Parwaneh es una aldea de unas 5.000 personas ubicada en las remotas colinas de la provincia afgana de Herat, dividida en dos partes por el lecho de un río seco. Aunque tiene un tamaño considerable no ha tenido nunca un centro de salud ni una farmacia y, al estar demasiado lejos de la ciudad, a menudo esto significaba que, si el parto de un bebé se complicaba, la madre o el bebé morían. Así ha sido durante años hasta que, hace unos meses, dos mujeres decidieron poner fin a esta terrible situación.

Azizeh, de 25 años, y Laila, de 22, son ya parteras graduadas. Hace unos meses inauguraron la 'Casa de Salud Familiar', una pequeña clínica con una sala para tratamientos médicos y un área de partos, la primera de este tipo en el pueblo. "Desde que la inauguramos ha estado ocupada casi todo el tiempo", dice Laila que, ese mismo día, ayudó a dar a luz a una niña sana.

"Escuché un golpe en mi puerta esa mañana alrededor de las cuatro de la madrugada", recuerda Laila. "Era una mujer que estaba a punto de dar a luz acompañada de sus familiares", añade. En las oscuras horas de la mañana el pequeño grupo se dirigió al centro de partos donde Laila ayudó a dar a luz al bebé. La niña, que aún no tiene nombre, yace ahora tranquilamente junto a su madre envuelta en una gruesa tela. Ya ha sido vacunada y examinada y, una vez que la madre se haya recuperado, podrá irse a casa.

Azizeh, que también es madre, comenzó a impartir consejos sobre el proceso del embarazo y la crianza de los hijos mientras cursaba sus estudios. "Durante dos años, viajé todos los días a la ciudad para asistir a mis clases", relata. Su esposo, que trabaja ocasionalmente como jornalero, pudo cuidar a su hijo de tres años. Cuando Azizeh se graduó, hace unos meses, se convirtió en una de las treinta y siete nuevas parteras formadas por World Vision que regresaba a su pueblo natal y establecía una 'Casa de Salud Familiar'.

Foto: STEFANIE GLINSKI/WORLD VISION

DISPONIBLES A TODAS HORAS

"Normalmente trabajamos de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, pero estamos
disponibles en cualquier momento del día para atender a las mujeres que se ponen de parto", explica Azizeh.

La clínica de dos habitaciones, limpia y pintada de amarillo claro, está equipada con una sala de partos que funciona a pleno rendimiento, un equipo médico y las medicinas necesarias para recibir atención primaria. La asistencia es gratuita y los casos que revisten algún tipo de complicación o gravedad se remiten al hospital más cercano, que se encuentra a unos treinta minutos en coche.

"Nuestra clínica es muy reciente y muchas personas aún no lo saben, pero este mes, por ejemplo, hemos asistido al nacimiento de seis bebés sanos", dice Laila con orgullo. Su trabajo es apoyado por el grupo de acción de salud familiar de la aldea, un equipo de siete mujeres que han asumido la responsabilidad de compartir prácticas de higiene con la comunidad, tan importantes ahora para evitar la COVID-19, planificación familiar, alimentación y cuidados para los recién nacidos.

Foto: STEFANIE GLINSKI/WORLD VISION

Las mujeres, la mayoría de ellas cercanas a la jubilación, visitan todos los meses cada casa de la aldea, promocionando la nueva clínica y compartiendo conocimientos sobre alimentos, agua e higiene.

"El año pasado perdimos gran parte de nuestros alimentos y ganado a causa de la sequía. Además de eso, hemos perdido vecinos y familiares por diversas enfermedades y en los partos. Decidimos que teníamos que hacer algo para que esto no siguiera ocurriendo", dicen de acuerdo todas las mujeres.

A cada una de ellas se les ha facilitado un manual con instrucciones y consejos, jabón y medicamentos básicos para distribuir en las visitas domiciliarias. "Es una gran publicidad para nosotras", comenta Azizeh.

LA MAYORÍA DE PARTOS, SIN ASISTIR

Foto: STEFANIE GLINSKI/WORLD VISION

Solo alrededor del 30 por ciento de los partos en Herat son asistidos por una partera. El porcentaje es todavía menor en las comunidades más pobres, donde el acceso a los servicios de salud sigue siendo un desafío. Si bien los habitantes de Parwaneh están a unos treinta minutos en coche de la ciudad de Herat, en otras comunidades rurales más remotas caminar hasta un centro de salud puede llevarles hasta catorce horas.

"La gente aquí llamaba a las parteras tradicionales que, sin conocimientos médicos, solo podían ofrecer ayuda básica. Ahora ya se ponen en contacto con nosotras", explica Azizeh.

En total, más de trescientas parteras han sido capacitadas por World Vision para atender a mujeres embarazadas y a sus hijos antes y después del parto. Estas matronas se han desplegado en las Casas de Salud Familiar para proporcionar atención sanitaria a madres y niños vulnerables en las comunidades más remotas de la provincia de Herat.

"Queremos ver madres y bebés sanos, y es exactamente por esa razón por la que estamos aquí", concluye Laila.

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