BRASILIA, 3 May. (EUROPA PRESS) -
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, ha garantizado en la ceremonia de encendido de la antorcha olímpica celebrada este martes en Brasilia que los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro serán un "éxito" a pesar de que el país se encuentra en una situación "verdaderamente crítica".
La llama olímpica ha llegado este martes a la capital de Brasil, donde comenzará un relevo de tres meses por más de 300 pueblos y ciudades que concluirá con la inauguración de los Juegos Olímpicos de 2016 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro el 5 de agosto.
"Tengo la certeza de que un país cuyo pueblo sabe luchar por sus derechos y que aprecia y sabe proteger su democracia es un país donde las Olimpiadas tendrán el mayor éxito en los próximos meses", ha dicho desde el palacio presidencial de Planalto refiriéndose al proceso de 'impeachment' o juicio político que se libra en su contra en el Congreso.
La presidenta brasileña ha asegurado que, a pesar de que el país atraviesa una situación de "inestabilidad política" en un período "verdaderamente crítico" de su historia, se llevará a cabo "la mejor recepción de todos los atletas y de todos los visitantes extranjeros", ha informado la Agencia Brasil.
Rousseff se perderá los Juegos Olímpicos como presidenta de Brasil si la próxima semana el Senado vota a favor de celebrar un juicio político en su contra. De ser así, el vicepresidente, Michel Temer, la sustituiría de forma interina.
La mandataria ha indicado que el pueblo brasileño será el mejor anfitrión de deportistas y visitantes. "Brasil es un país con las expresiones culturales más diversas, incluso en el campo religioso. Esa capacidad de culturas diferentes que conviven de manera respetuosa es uno de los principales mensajes de las Olimpiadas y Paraolimpiadas", ha expresado.
La llama olímpica, que arde dentro de cuatro lámparas, ha llegado a Brasilia a bordo de un avión escoltado por dos cazas de la Fuerza Aérea Brasileña.
Unos 12.000 relevistas portarán la antorcha en los primeros Juegos Olímpicos celebrados en Suramérica. En Brasilia participará un refugiado de la guerra civil siria, Hanan Daqqah, de 12 años, que llegó a Brasil con su familia en 2015.
