Archivo - El presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer - -/Russian Foreign Ministry /dpa - Archivo
"Espero que mi petición no sea ignorada. Sería amargo entender que una organización tan respetada como el CICR olvida los principios universales de humanidad, como muchas otras estructuras internacionales, y se ve guiada por un doble rasero respecto a nuestros prisioneros", ha dicho.
Moskalkova ha hecho hincapié en la vigencia de la Convención de Ginebra sobre el Tratamiento a Presos de Guerra y ha manifestado que "durante décadas, el control de mayor autoridad sobre el respeto de la misma ha sido llevado a cabo por el CICR". "A menudo, son la última esperanza de los familiares de los capturados", ha explicado.
"Rusia entiende el significado y los objetivos del trabajo de Cruz Roja y da a sus representantes todo el apoyo posible", ha recalcado, antes de incidir en que "entre el 17 y el 20 de mayo, el CICR visitó con libertad al personal militar de las Fuerzas Armadas ucranianas y del Batallón Azov que abandonó la planta Azovstal de Mariúpol tras entregarse al Ejército".
"Esto permitirá al CICR supervisar el destino de los prisioneros, informar a sus familiares sobre su condición y vigilar el cumplimiento de los estándares internacionales en relación a los mismos", ha dicho Moskalkova, que ha hecho hincapié en que ella misma visitó en abril una unidad de la Flota del Mar Negro donde había presos de guerra ucranianos y reclamó que "se les diera todo lo necesario y se garantizaran sus derechos".
Por ello, Moskalkova ha lamentado que "hasta la fecha, pese a los repetidos llamamientos, no se ha recibido información sobre los prisioneros rusos". "Ni nosotros ni sus familiares saben a quiénes visitó el CICR en Ucrania ni el estado psicológico o físico en el que se encuentra nuestra gente", ha zanjado.