Militares birmanos
REUTERS / SOE ZEYA TUN
Actualizado: miércoles, 18 octubre 2017 19:46

WASHINGTON, 18 Oct. (Reuters/EP) -

El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, ha responsabilizado este miércoles a los militares birmanos de la violencia contra los rohingya en el estado de Rajine, que se ha saldado con más de cien muertos y miles de desplazados.

"Hacemos responsables de lo que está pasando a los líderes militares", ha dicho el jefe de la diplomacia estadounidense en una conferencia celebrada en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington.

Tillerson ha expresado una vez más la "extraordinaria preocupación" de Estados Unidos por la crisis rohingya y ha instado a la comunidad internacional a no permanecer impasible ante las "atrocidades que se están cometiendo".

Más de 500.000 rohingya tuvieron que abandonar Birmania por los enfrentamientos que se desataron el pasado agosto a raíz de un ataque contra militares y policías por parte del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), grupo armado que fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012.

La situación había permanecido en relativa calma desde octubre de 2016. Entonces, un ataque rohingya contra guardias fronterizos que se cobró nueve vidas entre los uniformados provocó nuevos operativos militares que suscitaron la huida de 87.000 personas hacia Bangladesh.

Naciones Unidas ha condenado la violencia rohingya y ha pedido a las fuerzas de seguridad que den una respuesta equilibrada a dichos ataques. Además, ha subrayado que esta situación podría haberse evitado si el Gobierno de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi hubiera abandonado la "retórica inflamatoria".

Este es el mayor estallido de violencia desde hace cinco años, cuando los enfrentamientos entre rohingya y budistas --que son mayoría en el resto de Birmania-- arrojaron un balance de más 200 muertos y 140.000 desplazados en la capital de Rajine.

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

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