WASHINGTON, 9 Feb. (Reuters/EP) -
El médico que ha examinado este viernes al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que el mandatario "se encuentra en muy buen estado de salud" después de practicarle un exhaustivo examen médico durante más de cuatro horas en el hospital militar de Walter Reed, según ha afirmado en un comunicado.
"Mientras que los informes y recomendaciones están siendo terminados, estoy muy satisfecho de poder anunciar que el presidente de Estados Unidos goza de muy buena salud y puedo anticipar que gozará de ella durante lo que queda de su presidencia y en los años siguientes", ha asegurado el médico de la Casa Blanca, Sean Conley.
Los detalles específicos sobre el peso de Trump, su nivel de colesterol y su presión sanguínea no se han hecho públicos en el comunicado que ha emitido Conley, que ha inspeccionado al presidente junto a otros 11 especialistas médicos.
Trump ha sido sometido a su segundo examen físico como presidente norteamericano en el Centro Médico Militar de Walter Reed, localizado en las afueras de Washington. Conley ha explicado que Trump no ha tenido que ser anestesiado ni sedado para ninguno de los procedimientos, lo que implica que no le han hecho una colonoscopia.
Hace poco más de un año, el doctor de Trump declaró que se encontraba en "un estado de salud excelente". Pero el equipo médico entonces instó al presidente a que intentase perder entre cinco y siete kilos comiendo mejor y comenzando a hacer ejercicio. Por el momento todo indica que Trump no ha perdido demasiado peso entre un examen médico y otro.
Su equipo asegura que ahora el presidente come más pescado que antes pero que todavía disfruta de filetes de ternera con ketchup y patatas fritas preparados por los chefs de la Casa Blanca y en el Hotel Internacional Trump que hay en Washington. El presidente, por otro lado, tiene una conocida preferencia por la comida rápida.
Trump ha admitido en varias ocasiones que no ha seguido demasiado el plan de dieta que le habían recomendado. También ha reconocido que no ha utilizado demasiado el gimnasio de la Casa Blanca. En su examen de 2018, el presidente pesaba 108 kilos.
"El presidente recibió un plan de ejercicios y una dieta el año pasado después de su examen físico anual, pero ha reconocido que no lo ha seguido a rajatabla", ha explicado el portavoz de la Casa Blanca Hogan Gidley.
