El Archivo Histórico de Tenerife inaugura mañana una muestra sobre la conservación y restauración de documentos

Actualizado: miércoles, 20 mayo 2009 18:08

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 20 May. (EUROPA PRESS) -

El Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, espacio dependiente de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, inaugura mañana a las 17.30 horas la exposición 'Rescatando nuestra historia', en la que se muestra al público cómo se conservan los documentos en un archivo y cómo se restauran para asegurar su pervivencia, según informó hoy el Departamento autonómico en una nota.

Esta exposición podrá visitarse hasta el 30 de octubre de lunes a viernes, de 09.00 a 13.00 horas y de 16.00 a 20.00 horas, y sábados y domingos de 09.00 a 14.00 horas. Durante el horario de apertura de la muestra se pueden concertar visitas de grupos, previa petición por teléfono al 922 825 150 o bien al correo electrónico mruival@gobiernodecanarias.org.

En la muestra se hará referencia a los principales problemas que pueden afectar a la conservación de los documentos (temperatura, polvo, humedad, insectos, hongos, etcétera) y a las técnicas utilizadas. Para evitar que los libros se deterioren en la actualidad se cuenta con las técnicas, procedimientos y soluciones aportados por la restauración documental. A estas tareas, a veces preventivas, a veces intervencionistas, así como a las labores que tiene por objeto conservar los documentos, se dedica esta exposición que pretende ofrecer una aproximación a esta parte poco conocida de los trabajos que se desarrollan en el Archivo de la provincia tinerfeña.

Esta muestra presenta un carácter eminentemente didáctico, intentando, de una manera sencilla, amena y muy gráfica, por un lado, expresar la realidad de tales cuidados, técnicas y procedimientos, y, por otro, concienciar a la sociedad sobre la necesidad de preservar adecuadamente un Patrimonio Documental que, además de pertenecer a todos, debemos legar a nuestros descendientes en las mejores condiciones posibles.

CONSERVACIÓN ARCHIVÍSTICA

La documentación, cuando entra en un Archivo, es objeto de variados tratamientos archivísticos, cuya finalidad es ofrecer un fácil acceso a la información que contiene. Una parte de tales trabajos están dirigidos a la organización de los documentos, en un proceso donde la clasificación, la ordenación y, también, la instalación ocupan los ejes centrales de una dinámica que, luego, tiene en la descripción su culminación, su momento álgido, en cuanto a proceso a través cual se extrae la información contenida en los mismos, haciéndolos accesibles para todo aquel que quiera conocer qué nos transmiten esos documentos.

Pero, en un archivo, también la conservación ocupa un lugar preponderante. Si no existiera la preocupación por conservar adecuadamente los fondos, un archivo no cumpliría con su cometido y, en suma, con su responsabilidad ante la sociedad que sirve. Conservar los documentos implica, en primer lugar, propiciar el establecimiento de unas condiciones ambientales que favorezcan su perdurabilidad. Es necesario, por tanto, controlar factores tales como la temperatura, la humedad relativa, la luz..., de manera que sea factible crear un clima propicio, estable dentro de unos parámetros tolerables, que eviten sufrimientos a los soportes documentales.

También es necesario evitar la presencia del polvo, la contaminación. Lo mismo podemos decir de los insectos que atacan el papel, de los hongos y bacterias que viven de sus moléculas, o de los roedores que, si se les da facilidades, acaban convirtiendo al archivo y sus fondos en su hábitat confortable. Todos son elementos que, de no tomarse las medidas oportunas, acaban por deteriorar - a veces de una manera irreversible- una documentación que, a la postre, forma parte de algo tan importante como nuestro Patrimonio Documental común.

En ocasiones, cuando estos documentos llegan al archivo ya caracterizan un grado de menoscabo, físico o químico, que es necesario reparar o, por lo menos, paliar, de tal manera que el mal padecido no continúe o, por lo menos, no determine la desaparición total de los mismos y, por lo tanto, de la valiosa información que contienen. Cada documento es, por definición y de hecho, algo único, irrepetible e irremplazable. Perder un documento, sobre todo si tiene carácter histórico, supone la desaparición de una información que, por lo mismo, es única, irrepetible e irremplazable. Perder un documento, en fin, es un drama, porque priva a la sociedad de una parte singular de nuestro Patrimonio Documental común.