Empadronado en una caravana

Actualizado: sábado, 6 octubre 2007 18:00


San Bartolomé de Tirajana, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -

Lleva más de dos años viviendo en una caravana situada en primera línea de Castillo del Romeral. Dice que para votar nadie le puso reparos por estar censado en esa casa ambulante. Ahora lo quieren echar de ahí. Las presiones para que Miguel Ángel Suárez se marche de San Bartolomé de Tirajana comenzaron hace unos meses, cuando el nuevo gobierno municipal ganó las elecciones y decidió acabar con todas las caravanas que ocupaban de manera ilegal la explanada de Castillo del Romeral próxima a las piscinas naturales.

Entonces limpiaron la zona de caravanistas ociosos y demás vehículos abandonados. Pero no pudieron con Miguel Ángel, que se negó en redondo a abandonar voluntariamente su hogar con vistas al mar. "Llevo más de dos años empadronado aquí y sólo me pueden echar con una orden judicial", replica este vecino ante los intentos de los concejales por recuperar ese espacio público.

Y no es broma ni una bravuconada. Este madrileño tiene la ventana de su roulotte empapelada con el certificado de empadronamiento, que acredita su pertenencia al municipio desde hace dos años y cinco meses. Dice que al principio no entendieron del todo su situación y le pusieron como dirección el número de la casa que coincide en paralelo con la caravana, pero luego aceptaron la rectificación y ese vehículo ha pasado a ser su domicilio particular. Ahí pide que le entreguen las notificaciones de tráfico o cualquier otra carta certificada.

"Los policías locales vienen a molestarme constantemente, pero no me notifican nada por escrito porque saben que no tienen razón", sostiene Miguel, "incluso me han cortado la luz de la farola para que me vaya", añade. Luego aclara que no cogía luz de la luminaria "porque tengo motor y la batería de mi coche", aunque reconoce que se instaló debajo de ella para beneficiarse de la iluminación y asegurarse un mínimo de seguridad.

De hecho, después de que el Ayuntamiento cortó la electricidad, sufrió el robo más importante durante el tiempo que lleva instalado en este barrio del sur de Gran Canaria, debido a la oscuridad que se apodera de su vivienda ambulante al caer la noche. Él lo denunció en comisaría y vino hasta la policía científica a coger huellas.

Y es que Miguel ya se ha acostumbrado a este tipo de historias, aunque asegura que nunca antes ha recibido el trato que ahora le dispensa el gobierno local de San Bartolomé de Tirajana. "Me encuentro en un pozo sin fondo porque no me reconocen mis derechos", se queja este pensionista de 55 años, que asegura haber residido con anterioridad en un parque de Madrid y en una calle de la Isleta, en plena capital grancanaria. "Me amenazan con llevarme en un remolque, pero el único que puede decidir que me vaya es el juez y no el Ayuntamiento", remacha.

También señala que nadie le puso reparos cuando votó con su carné de identidad en las pasadas elecciones municipales. "Parece que para unas cosas valgo y para otras no", subraya este trotamundos, que subsiste gracias a una pensión de 600 euros concedida por el organismo equivalente a la seguridad social alemana. En ese país se ganó los garbanzos como maestro electrónico especializado en montajes industriales, hasta que una enfermedad de los huesos motivó su viaje a Canarias en busca de mejores climas.

Otro lugar donde vivir

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana reconoce que ha intentado sin éxito que Miguel Ángel abandone con su caravana Castillo del Romeral. Por ese motivo negocian ahora con él un traslado a otra parte del municipio, después de reconocer que su condición de indigente le ampara, pues el tiempo que lleva empadronado en la caravana impide al gobierno municipal echarlo de manera unilateral. Quieren evitar el recurso de los tribunales para no causarle más perjuicios a este vecino, además de resolver el problema lo antes posible "porque esta persona no puede seguir viviendo ahí", aseguró recientemente la alcaldesa, María Pino Torres.