El montaje indaga en la historia real de la matanza de Jedwbane (Polonia) en 1941
MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
La directora de escena Carme Portaceli trae al Teatro Fernán Gómez de Madrid 'Nuestra clase', una obra de Tadeusz Slobodzianek que se presenta por primera vez en castellano y que reflexiona en torno a la culpa colectiva.
La función, en cartel del 19 de abril al 13 de mayo, cuenta un episodio sangrante de la historia polaca reciente. Diez compañeros de clase, cinco católicos y cinco judíos, se transforman en enemigos cuando empieza a calar el discurso del nacionalismo polaco. Slobodzianek se basa en la historia real de la matanza de Jedwbane (Polonia), en la que cerca de 1.600 judíos murieron quemados por sus propios vecinos en 1941.
El montaje ya pudo verse en el Festival Grec de Barcelona y en el Teatre Lliure de Gràcia. Como ha explicado este martes Portaceli, la génesis de este proyecto teatral se encuentra en un encargo que le realizó un festival polaco de nuevas dramaturgias en 2010.
Aunque, como ha indicado, la versión oficial de la historia siempre culpó del suceso a los invasores nazis, estudios posteriores han demostrado que los autores fueron, de hecho, los mismos compañeros y vecinos de las víctimas. Con esta verdad incómoda, Portaceli ha construido un montaje "conmovedor" que ha calificado de "gran altura poética".
"OBRA CRUDA"
La directora asegura que este texto aborda un hecho concreto "para hablar del género humano". "Son cosas como las que hemos podido ver en los Balcanes, una Europa que se forja a través del odio y del horror", añade.
Asimismo, matiza que no se trata de una obra dura sino "cruda" que "habla desde las entrañas", un "teatro con mayúsculas en la tradición de Brecht o Kantor". Lo que más le atrajo de ella fue la "combinación entre la narración y las pequeñas escenas".
Jordi Rico, Jordi Brunet, Ferran Carvajal, Roger Casamajor, Lluïsa Castell, Gabriela Flores, Albert Pérez, Xavier Ripoll, Isak Férriz y Carlota Olcina protagonizan esta obra coral en la que los personajes reflexionan y explican sus vivencias.
La trama se estructura en catorce escenas-lecciones que van desde 1931 hasta nuestros días y en las que los personajes rememoran, una vez muertos, las escenas de odio, tortura e instinto de supervivencia.
La música, como en otras propuestas escénicas de Portaceli, cobra especial importancia. "Es una banda sonora que lleva a veces el peso de la obra y que ayuda a llegar al corazón", afirma.
Los artistas de la función convienen en resaltar el "compromiso" y la capacidad de "despertar las conciencias" que tiene el texto de Tadeusz Slobodzianek, quien tiene la habilidad de llevar al público desde la tensión hasta la relajación en una especie de "montaña rusa".
