MADRID 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las aguas de los ríos más importantes de la región y el agua potable de las principales zonas de abastecimiento de la Comunidad contienen la presencia de 55 medicamentos y tres metabolitos de los principales grupos terapéuticos, los llamados 'contaminantes emergentes'.
Estos son los resultados principales de un reciente trabajo llevado a cabo por el grupo de investigación en Salud Pública y Ecotoxicología 'ToxAmb' de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), según informa Madri+d, entidad dependiente del Gobierno regional.
Las 55 sustancias analizadas se encontraron en concentraciones muy bajas excepto para 13 medicamentos cuyas concentraciones superaron la media de 1 microgramos por litro, como el diclofenaco, ibuprofeno, metronidazol, cafeína, paraxentina, atenolol y bezafibrato. Del mismo modo, descubrieron concentraciones muy bajas de nicotina, cafeína y cotinina en el agua potable de las principales zonas de suministro de la Comunidad.
Destacan especialmente las concentraciones del antiepiléptico carbamazepina, que es el que se detectó en concentraciones más altas en el Arroyo del Bodonal (río Jarama), el cual recibe aguas de la depuradora de Tres Cantos.
Respecto a los grupos terapéuticos prescritos en la Comunidad de Madrid, los que se han encontrado en mayores cantidades han sido cardiovasculares, analgésicos y broncodilatores, mientras que antibióticos y antiepilépticos se encontraron en menor cantidad.
En relación al agua potable, ésta fue analizada en las principales zonas de abastecimiento de toda la relación (cinco en total) donde se encontró un número reducido de medicamentos. Sin embargo, se detectaron trazas de cafeína y cotinina en todas las muestras, mientras que nicotina y carbamazepina fueron encontrados en el 60 por ciento de los casos. Por su parte, el antidepresivo venlafaxina sólo se halló en una muestra.
CONSECUENCIAS
Estos medicamentos de uso humano y sus metabolitos encontrados en los principales ríos de la región quedarían incluidos en lo que actualmente los investigares conocen como 'contaminantes emergentes'. No obstante, afirmaron que a día de hoy no existe una legislación que regule los niveles máximos de las concentraciones de medicamentos en el agua, las estaciones de depuración de aguas (EDAR) no cuentan con la tecnología adecuada para su eliminación, y ya son muy numerosos los estudios europeos que evidencian la presencia de este tipo de contaminantes en sus ríos. A pesar de ello, el informe señala que existe poca información en la literatura científica acerca de los posibles efectos negativos para la salud pública.
Igualmente, desconocen el efecto de exposiciones continuadas a bajas dosis de estas sustancias sobre los organismos acuáticos y especialmente cuál puede ser su efecto sobre la salud humana. En consecuencia, este grupo de investigadores encabezado por las doctoras Myriam Cátala y Yolanda Valcárcel llevan a cabo estudios ecotoxicológicos realizados con embriones de pez cebra. "Nos pueden ayudar a conocer el efecto de estas sustancias en fases biológicas críticas", aseguraron las responsables de la investigación.
A pesar del desconocimiento que existe respecto a este tema, algunos estudios existentes indican que las concentraciones de los fármacos y metabolitos en el agua son muy bajas como para presentar un problema de salud pública. Sin embargo, existe una creciente preocupación entre los ecotoxicólogos por la posibilidad de que los medicamentos, junto con otros contaminantes, puedan actuar de forma cooperativa a concentraciones consideradas seguras, con un efecto sinérgico en lo que se denomina 'toxicidad de mezclas', especialmente en exposiciones crónicas que pueden constituir una seria amenaza para los organismos acuáticos.
España es actualmente el octavo país del mundo en consumo de fármacos, a pesar de que ocupa el puesto 29 en cuanto a población. El gasto farmacéutico acumulado desde octubre de 2007 a septiembre de 2008 fue de 879,04 millones de euros en recetas facturadas por el Sistema Nacional de Salud. Esto supone un crecimiento del 5,98 por ciento respecto al año anterior. En la Comunidad de Madrid el gasto fue de 96,75 millones de euros.