Una ofrenda floral en la calle Montera abre los actos de homenaje por los bomberos muertos hace 20 años en ese lugar

Actualizado: martes, 4 septiembre 2007 14:22

Algunos agentes, entre ellos varios que participaron en la extinción y rescate, critican la "frialdad de los estamentos públicos"

MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -

El Cuerpo de Bomberos de Madrid, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, y miembros del PSOE municipal realizaron hoy una ofrenda floral en el número 31 de la calle Montera en memoria de los 10 compañeros muertos hace 20 años en el incendio de los Almacenes Arias, situados en el mismo punto, acompañados por familiares de los fallecidos y por otros ciudadanos que se pararon para mostrar sus respetos a los agentes.

El acto comenzó a las 10:30 horas, con la entrega, por parte de un oficial de cada uno de los 12 parques de bomberos de la ciudad, de un ramo de 10 rosas rojas ante una placa conmemorativa que recuerda los hechos y ante seis bomberos vestidos de gala que sostenían un estandarte del Cuerpo. Después, Gallardón, acompañado por el delegado de Seguridad y Movilidad, Pedro Calvo, y por la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Pilar Gallego, colocó una corona de laurel en el mismo lugar.

Un minuto de silencio, un aplauso de los presentes y ningún discurso, hecho un tanto criticado por algunos de los bomberos que acudieron al acto, entre ellos varios de los que estaban de servicio aquel fatídico día. Santiago López, sargento del parque 4º y amigo de Manuel Molina, fallecido en dicho incendio, reprochó la "frialdad de los estamentos públicos, tanto en aquel momento como ahora". "Seguro que en unos días quitan esta placa que han puesto para el homenaje", auguró el oficial, que recordó también que, "en su momento, dijeron que aquí no construirían nada".

Sin embargo, en el solar que antaño ocuparan los almacenes están ahora los cines Acteón, y en su fachada sólo hay una sucinta inscripción en recuerdo de los diez bomberos que, tras apagar el incendio que el 4 de septiembre de 1987 se declaró en el inmueble, quedaron sepultados bajo un amasijo de hierros y cemento cuando el edificio se desplomó.

Entre los familiares, lágrimas y mucha emoción en el día en que su pérdida se hace más viva al encuentro con antiguos compañeros y amigos de sus seres queridos. María Luisa, madre del fallecido Miguel Ángel Azuara, no podía contener el llanto mientras explicaba que su hijo "era maravilloso, tenía un corazón como una catedral y habría dejado su vida por ayudar a cualquiera". "Él no estaba de servicio y vino a echar una mano, a sacar a sus compañeros. Tenía sólo 31 años y aquí se quedó, fue el primero que sacaron y yo me pasé la noche llamándolo para ver si oía su voz, pero no lo oí y ya nunca lo volví a ver", recordó la mujer, que considera que "una placa no es suficiente reconocimiento a 10 personas que dejaron aquí su vida y diez familias destrozadas".

LOS COMPAÑEROS RECUERDAN LOS HECHOS

Juan Redondo, oficial del Cuerpor de Bomberos de la capital, participó en la extinción de ese día y volvió al lugar para intentar ayudar a sus compañeros. "Después de 20 años lo que más duele es pensar que, en este tiempo, que es cuando nos han pasado las cosas más bonitas a casi todos, ellos no han estado, no han podido vivir esas cosas", explicó.

Sin embargo, la desgracia sirvió para que cosas cambiaran en el Cuerpo. "Antes había cascos diferentes, no había autónomos para todos en la bomba, las linternas eran de petaca. A partir de los años 80 se modernizó mucho el servicio, se abrieron tres parques en Madrid, aumentaron los efectivos. Lamentablemente tuvo que pasar lo que pasó para que mucha gente tomara conciencia de que había que revitalizar el Cuerpo", añadió Redondo.

No obstante, el tiempo va borrando los recuerdos y tan sólo son los veteranos los que recuerdan los hechos, los que lo vivieron y lo sufrieron. "Mentalmente lo pasamos muy mal y viviremos toda la vida con ello, mientras los jóvenes son otra generación, no lo han vivido y esperemos que nunca tengan que pasar por estos avatares jamás", concluyó el bombero.

En este incendio, nadie contaba con que el edificio, que ya había sido apagado, se fuera a hundir, y sólo las investigaciones técnicas posteriores sacaron a la luz reformas ilegales y la colocación de varios elementos de gran tonelaje que no tenían licencia.

Joaquín Sáez Murcia, otro oficial del Cuerpo de Bomberos, opinó que "el recuerdo que se ha hecho es suficiente, porque tiene que ser humilde, sencillo y de puertas adentro", y añadió que "lo que más se queda de esa noche es la tristeza, la rabia de no haber podido hacer nada y el silencio para no reconocer lo que había sucedido".

Además, concluyó diciendo que "cuando pasa una catástrofe de estas características siempre se intenta tapar, y en este caso el Ayuntamiento vio las carencias del Cuerpo e incrementó los medios humanos y materiales".

Acompañando a familiares y amigos estuvieron presentes, además, los concejales socialistas Óscar Iglesias, David Lucas, Ángeles Álvarez, Noelia Martínez, Pedro Zerolo y Pedro Sánchez. Ningún edil de Izquierda Unida acudió al acto, según el Grupo municipal, por no haber sido invitados, pero se unieron al homenaje a los bomberos a través de un comunicado.