Un estudio de la OCU concluye que Murcia es el municipio con el agua más cara

Agua. Grifo.
EUROPA PRESS
Actualizado: domingo, 7 diciembre 2014 15:11

MURCIA, 8 Nov. (EUROPA PRESS) -

Murcia es la ciudad con el agua más cara, con 510 euros por 175 metros cúbicos anuales, según un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que ha analizado el líquido de 50 capitales de provincia y otros 12 municipios de mediano y pequeño tamaño.

De este modo, la OCU ha realizado un estudio sobre el agua en 62 municipios españoles (50 capitales de provincia y otros 12 municipios de mediano y pequeño tamaño), con líquido tomado en hogares de cada localidad.

El trabajo concluye que la calidad en el abastecimiento de agua para consumo doméstico depende de las fuentes de aprovisionamiento (que varían según la disponibilidad: a veces son pantanos, otras manantiales, acuíferos, desaladoras) y está sometida a los vaivenes de la meteorología o al tipo de tratamiento potabilizador.

Aunque de los 120 litros de agua que cada español gasta al día, solo cinco son para beber, cocinar o lavarse los dientes, toda la que recibimos está tratada para ser potable. El precio que pagamos por ello no debe ser necesariamente alto.

El metro cúbico de agua cuesta de media 1,64 euros, pero muchos de los municipios con mejores resultados se encuentran por debajo de esa cifra y se sitúan entre los más baratos (también es cierto que algunos disponen de agua abundante y buena en origen). Por el contrario, ninguna de las localidades con peor valoración destaca por sus precios bajos, excepto Lebanza, donde no hay ninguna tasa por el servicio.

En cuanto al precio por localidades Murcia es la provincia del estudio que registra un mayor precio con 510 euros por 175 metros cúbicos anuales, le siguen la localidad de Altea la Vieja en Alicante, Tarragona y Las Palmas. En el sentido contrario figuran Lauján de Andarax en Almería, Palencia y Guadalajara.

Para mejorar la calidad del agua y la percepción de los ciudadanos sobre este servicio la OCU propone unos criterios mínimos de calidad de manera que la presión de la red, el mantenimiento de infraestructuras o la atendió al cliente no queden solo al criterio de cada empresa.

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