Angeles Escrivá desvela las cartas de la última tregua entre Gobierno y ETA en 'Maldito el país que necesita héroes'

Actualizado: domingo, 24 junio 2012 15:33

Revela que ETA dio a Moscoso una carta para Zapatero que no quería que leyera Rubalcaba lo que provocó el enfado del entonces ministro


MADRID, 24 Jun. (EUROPA PRESS) -

La periodista del diario 'El Mundo', especializada en información sobre terrorismo, desvela el contenido de las cartas entre el Gobierno y ETA que dieron lugar a la última tregua de la banda terrorista en su último libro titulado 'Maldito el país que necesita héroes' (Temas de hoy), en el que expone 'cómo los demócratas acabaron con ETA', que este principio del fin se inició con el primer gobierno de Aznar y el cambio en la política antiterrorista que se había estado aplicando hasta entonces.

Así, hace referencia a la primera carta que Arnaldo Otegi llevó en mano al caserío de Txillarre, en el que se reunía con Jesús Eguiguren. La segunda fue enviada a través de un sacerdote vasco francés que se la hizo llegar a otra personas que a su vez la entregó a Eguiguren. Estaba fechada en febrero de 2005 y reiteraba la "plena disposición" de la banda "para encauzar una vía de comunicación directa, estable y a resguardo de situaciones coyunturales".

ETA se dirigía a Zapatero y le preguntaba por su "disposición" a que representantes de su Gobierno pudieran mantener un encuentro con la organización. Además se ofrecía a responsabilizarse de la organización del encuentro y precisaba que tendría lugar "bajo los auspicios de una organización internacional".

La respuesta del Gobierno es de marzo de 2005 y en ella el jefe del Ejecutivo socialista se mostró dispuesto a que el encuentro "con los responsables de la organización" se celebrara, pero en un marco de "absoluta discreción" y "sería incompatible con la realización de cualquier tipo de actividad violenta dentro del territorio de España o fuera de él". Además, puntualizó que la decisión de si participaban o no personas o instituciones ajenas a ETA o el Gobierno debía decidirse "conjuntamente".

En la siguiente misiva, fechada en abril de 2005, la organización terrorista ya transmite al Gobierno que la organización no gubernamental "bajo cuyos auspicios tendría lugar el encuentro" sería el HD Centre for Humanitarian Dialogue con sede en Ginebra (Suiza). Propusieron dos citas, una para el 31 de mayo en el hotel President Wilson de Ginebra y la segunda, el 7 de junio a la misma hora, en el mismo lugar y con la misma contraseña.

Ésta consistía en que un miembro de la Henry Dunant se presentaría en la recepción del hotel preguntando por Mr. Felipe Martínez de parte de Mr. Scott. Los representantes del Gobierno español debían dirigirse a él, quien les conduciría al lugar del encuentro.

Lo cierto es que la correspondencia no se interrumpió a pesar de que ETA siguió atentando, tal y como recoge Escrivá, quien pone el ejemplo de los 20 kilos de cloratita que explosionaron en la calle Rufino González de Madrid, causando cinco heridos, en la mañana del 25 de mayo, el día en que Arnaldo Otegi comparecía en la Audiencia Nacional por una causa pendiente.

Fue en aquella comparecencia cuando Otegi "dejó en evidencia" al entonces Fiscal General del Estado, Cándido Conde-Pumpido. El dirigente de Batasuna, como recuerda el libro, dijo aquello de "¿esto lo sabe el fiscal general?", cuando vio que podía ingresar en prisión.

La periodista también hace referencia a otra carta que la organización terrorista entregó en Ginebra, dos días después de la redada del Bar Faisán el 20 de junio de 2006 y a una semana de que Zapatero anunciara que estaba dispuesto a "respetar la voluntad de los vascos", cuando ya la tregua se estaba "torciendo". La reunión de "urgencia" fue pedida por ETA y en esta ocasión, Eguiguren fue acompañado de Javier Moscoso, "quien había estado presente en algunas de las reuniones con Batasuna en el caserío Txillarre desde el anuncio de la tregua".

RUBALCABA SE DISGUSTÓ Y ENVÍO A UN HOMBRE DE CONFIANZA

En este episodio, Escrivá desvela que Josu Ternera entregó una carta a Moscoso, al que consideraba hombre del presidente, para que se la entregara "en mano" y "sin intermediarios" al jefe del Ejecutivo, es decir, que "no quería que la leyera ni Rubalcaba, ni nadie". El representante del Gobierno así lo hizo, pero el procedimiento "disgustó sobremanera" al ministro del Interior, quien dispuso que en la siguiente reunión estuviera presente uno de sus hombres de confianza, José Manuel Gómez Benítez.

Estas son algunas de las revelaciones que encierra el libro de esta periodista curtida desde hace 20 años en la información sobre ETA. "Maldito el país que necesita héroes" es un relato muy documentado, realizado a través de algunos de los protagonistas de la lucha antiterrorista desde 1996 y de la negociación con ETA, algunos de los cuales cuentan su experiencia en primera persona, entre ellos, Aznar, Mayor Oreja, Acebes, Eguiguren, Rubalcaba, Patxi López o Urkullu entre otros. Y aporta el testimonio inédito del funcionario de prisiones secuestrado por ETA, José Antonio Ortega Lara, quien habla sobre su propio cautiverio.

"Mi estado psicológico en el momento de la liberación era calamitoso. Había vivido inmerso en un mundo de dolor que me convirtió en superviviente físico pero también en un náufrago social. Volví a la realidad con una personalidad esquizoide: por un lado estaba José Antonio, que deseaba aislarse del mundo y por otra estaba Ortega Lara, el personaje público que aparecía en los medios de comunicación, pero que nada tenía que ver conmigo", relata el funcionario.

Con una redacción ágil y directa, sin ningún tipo de eufemismos, expone cómo se fraguó la decisión, durante el Gobierno de Aznar, de ir a por todo el entramado que rodeaba a la banda terrorista y que siempre le había servido de apoyo, cambiando así los esquemas de lo que hasta ese momento había sido la lucha antiterrorista.

Merece la pena destacar el relato que hace el libro sobre episodios claves y desconocidos de la lucha antiterrorista como el momento en el que el ex ministro Mayor Oreja nombró a Jesús De la Morena comisario general de Información. Escrivá cuenta cómo este mando policial llegó a su nuevo puesto y se sentó en la única mesa que halló vacía en torno a la cual había un gran número de cajas apiladas.

De la Morena descubrió en su interior numerosa documentación minuciosa sobre ETA y su entorno, multitud de datos a los que los responsables de la lucha antiterrorista no habían prestado atención por carecer de importancia operativa para la desarticulación de comandos.

No obstante, el libro cuenta cómo aquel hallazgo fue el origen de la lucha contra todo el entramado de la banda y sus conexiones económicas, asentando el principio de que ETA era mucho más que sus comandos. El encargado de apilar tanta información en aquellas cajas era un compañero recientemente fallecido en un accidente de tráfico.

También aborda la diferente y opuesta política antiterrorista que llevó a cabo Zapatero, narrando incluso por boca de algunos de sus protagonistas las reuniones, cartas y conversaciones que el Ejecutivo socialista mantuvo con la banda, antes, durante y después de la tregua de ETA. Incluyendo las actas que ETA levantó de sus encuentros, asi como el pacto antiterrorista entre el PP y Zapatero de 2008.

La periodista recoge otros episodios de la intrahistoria antiterrorista como la experiencia de una agente que estuvo varios años viviendo como un miembro más del 'comando Donosti', algo que sirve para explicar cómo se dio un giro al modo de luchar policialmente contra la organización.

También habla sobre las cintas de vídeo de la 'operación Santuario', en las que se ve cómo los guardias civiles estuvieron durante meses al acecho y con el control del gran zulo de la banda, el que guardaba su biblioteca histórica privada. Datos que documentan el momento en el que se hace evidente el inicio de la derrota operativa de ETA.